La gran mayoría de los jugadores de la Selección Colombia, que enfrentaron este viernes a Brasil en duelo amistoso, en Miami, mostró una imagen muy diferente de lo hecho en el pasado Mundial. Pero a Juan Guillermo Cuadrado no le pasó factura la pausa, la pretemporada con la Fiorentina, de Italia, y siguió derrochando talento, regalando gambetas y desequilibrando en el mano a mano.
Al número 11 de la 'tricolor' le bastaron 50 minutos para ser la figura del equipo de José Pékerman, hasta que el árbitro canadiense David Gantar tomó la decisión de expulsarlo, luego de cometerle una falta a Neymar, que provocó su segunda amonestación y, por ende, la cartulina roja.
Juan Guillermo es alegría
Volvió a ser un concierto de fútbol el del nacido en Necoclí, Antioquia. Primero se recostó por la banda derecha, provocando dolores de cabeza a Filipe Luiz y a Ramires, que solo con juego fuerte pudieron cortar sus dribles. Pero cuando hicieron un enroque con James Rodríguez, Cuadrado se convirtió en el más peligroso de Colombia, pues empezó a demoler las líneas de marca y de defensa del seleccionado del técnico Dunga.
Juan Guillermo fue alegría, fue coraje y fue fútbol. Se atrevió a encarar y casi siempre salió ganador. Decidió patear y le 'quemó' los guates a Jéfferson, arquero de los brasileños. Fue el mismo del Mundial, el que provocó el interés de los grandes de Europa, el que despertó el amor por su pelo ensortijado y por sus gambetas monumentales.
Cuadrado recordará el duelo contra Brasil por recibir su primera tarjeta roja con la Selección, pero los hinchas tendrán en su mente una demostración más del dueño de la camiseta 11 de la 'tricolor'.
Redacción Futbolred
