Desde que pisé el gigantesco parqueadero del Sun Life Stadium sentí aroma colombiano, sabor de patria. Y es que por la derecha, por la izquierda y a donde miraba aparecía uno y otro compatriota. El amarillo de la Selección, las camisetas rosa del Real Madrid, las pancartas, de todos los tamaños, con el ya popular y trillado: 'Era gol de Yepes', un par de botellas de aguardiente y otras más de cerveza, me hicieron sentir de local en Estados Unidos.
En el camino rumbo a la entrada H, por donde solo acceden al escenario los representantes de la prensa, había más. Familias enteras con los parlantes del equipo de sus carros a todo volumen, en muchos de ellos con tonadas de la ‘salsa choke’ que se hizo popular gracias a la Selección Colombia en el Mundial 2014 y a las coreografías dirigidas por ese artista que es Pablo Armero, y asadores con carne y chorizos decoraron mi camino. Además, a lado y lado no faltaron las bellas mujeres que 'desfilaron' en medio de los futboleros. Todo un plan, en medio del duelo de este viernes entre las selecciones de Colombia y Brasil, en una ciudad como Miami que es tranquila, con su gente metida en su propio cuento y organizada al ciento por ciento.
Para completar, antes de llegar a la puerta H, entre los seguidores colombianos apareció el confortable bus de color café en el que llegaron Falcao, James y compañía al imponente escenario deportivo. Ahí oí gritos de las mujeres, niños corriendo detrás del bus y más algarabía. Muchos creían que ese pique les iba a alcanzar para ver de cerca a los ídolos. Pero no, nada de eso. Solamente los observaron adentro, unos más cerca que otros, dependiendo la ubicación en el estadio.
Un estadio de otro mundo
Ya al interior del Sun Life, de nuevo todo en orden, al mejor estilo de los 'gringos'. Corredores extensos, perfectas señales, gente de logística presta a ayudar -no como en Colombia en donde se creen más importantes que los mismos futbolistas- y a los pocos instantes me ubicaron en una inmensa sala de prensa detrás de uno de los arcos.
Ya allí, con solo correr la ventanilla, nuevamente volvió el calorcito -no solo por temperatura ambiente- colombiano. Bulla, gritería, aplausos cuando los de Pékerman aparecieron para hacer el calentamiento y silbatinas y abucheos cuando vieron asomar a Neymar y a David Luiz, brazos en alto y señalando al cielo, en el perfecto terreno de juego.
Ahí el reloj corrió más rápido. Los artistas del espectáculo se fueron a ponerse su traje de batalla y los organizadores prepararon su propio show: se apagaron las luces, un maestro de ceremonias tomó la palabra y vinieron dos tandas de fuegos pirotécnicos, la presentación de las dos selecciones y a lo que vinimos, al 'picadito' entre el combo de 'don José y de Dunga.
Antes de que se diera el pitazo inicial, para el morbo el sorteo del árbitro Dave Gantar entre Neymar y Camilo Zúñiga, dos viejos conocidos del Mundial 2014.
Una fiesta en las tribunas
Y, tras la tensa espera, por fin se movió el balón. Ya vinieron algunas llegadas de riesgo a favor de los brasileños, los abucheos de los bogotanos, costeños, paisas y de todos los compatriotas a Neymar cada vez que tocó el balón, el susto por un puntapié a Ospina tras una devolución de Zapata y momentos de tensión por las llegadas con riesgo de los auriverdes. También se gozó gracias al tiro libre con chanfle de 'Cuadradito' y también un par de remates que salieron del guayo de Aldo Leao y posteriormente de Zúñiga que le quemaron las manos a Jéfferson, arquero de los brasileños. Esos instantes fueron los del 'agrande' en las gradas. 'Brasil, Colombia tú papá' y el infaltable "oe,oe, oe, oe, que mi Colombia va a ganar', bajaron con fuerza desde la tribuna.
El descanso para un refresquito y siguió la agonía. "La expulsión de Cuadrado nos jodió", dejó escapar un colega vecino en la sala de prensa. Y sí, porque al seleccionado vestido de rojo no le quedó otra que echarse atrás, llenar la zona media de volantes de marca y dejar adelante a Bacca.
Claro, también hubo el dulce para la tribuna que desde el primer tiempo estaba pidiendo a Falcao. Y Pékerman le concedió el deseo a la multitud de ver en acción al propio 'Tigre', al mismo que tuvo en vilo a todos por su traspaso en la semana que termina.
El dolor de la derrota y el amor de patria
Pero ni la fuerza de los seguidores nacionales alcanzó. Faltando poco para el final, el para nada querido Neymar se mandó un golazo. 1-0 a favor de los brasileños. Por primera vez tras más de dos horas de fiesta, silencio en medio de tanto regocijo.
Sin embargo, cuando el reloj marcó el minuto 90 y el rubio juez Gantar, medio regularcito él, dio por finalizado el juego amistoso, el premio para los hombres de Pékerman fueron aplausos y más aplausos, reconociendo la entrega y el amor de patria.
Así fue la noche de fútbol a la colombiana en el Sun Life.
Óscar Ostos
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Editor Futbolred.com
Enviado Especial
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