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La rabia de Panamá la pagó un puerta del Metropolitano
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La rabia de Panamá la pagó un puerta del Metropolitano

Harold Cummings confesó que golpeó la entrada principal del vestidor 4 del estadio Metropolitano, pero sin hacer daño. Otra cosa

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06 de agosto 2011 , 11:12 a. m.

Harold Cummings confesó que golpeó la entrada principal del vestidor 4 del estadio Metropolitano, pero sin hacer daño. Otra cosa dicen administradores del escenario. La Fifa se enteró del incidente.

Viene con cara de pocos amigos, pero le frena al periodista. Un día después de la derrota 4-0 ante Brasil, en los pasillos del hotel de Barranquilla que abandonará en cuestión de horas, Harold Cummings todavía mastica la amargura, frustración y decepción por la goleada y eliminación de Panamá del Mundial Juvenil Colombia 2011.

"Estoy insatisfecho. Podíamos perder, pero un 4-0 me deja sin ánimo, con ganas de no seguir adelante", expresa Cummings.

El defensa central panameño, que juega en el River Plate de Uruguay, se llenó de rabia durante el partido al ver que no lograban contener ni hacerles daño a la 'Verdeamarlha'. En el período de descanso, al entrar al camerino, cuando su selección ya sucumbía 2-0, Cummings se desquitó golpeando la puerta principal del camerino 4 del estadio Metropolitano Roberto Meléndez.

"Yo fui uno de los que entré al vestidor e hice y deshice, pero son calenturas de partido, íbamos perdiendo 2-0. Golpee la puerta porque sé que el equipo podía dar más", confesó Cummings en diálogo con EL TIEMPO.

Alberto Salah, funcionario de la Secretaría de Deportes del Distrito, que administra el escenario futbolero de los barranquilleros, informó a la Fifa que el zaguero 'canalero' averió la puerta con el manotazo de ira. .

El jugador lo desmiente. "No hice ningún daño. Simplemente golpee la puerta con la mano. Se estrelló contra la pared y por eso se escuchó duro. No hubo daño material. Es de hierro, ni que yo fuera Hulk ('El hombre increíble')", expresó Cummings, que al mismo tiempo reconoció que su técnico, Alfredo Poyatos, tuvo que controlarlo. "Me dijo que así no se ganaban los partidos".

Hubo discusiones en el camerino de Panamá en ese entretiempo. Harold Cummings lideró el discurso que pedía multiplicar las ganas y la enjundia. "Les hablé fuerte para motivarlos, no podía hablarle como niña. Estaba jugando a muerte, es mi selección, si yo lo hago por qué mis compañeros no lo pueden hacer. Yo sé que ellos querían y que no es su culpa... Son tropiezos de la vida, tropiezos del fútbol, hay que tomarlo con calma y madurez, el fútbol no acaba aquí", puntualizó Cummings.

Por Rafael castillo Vizcaíno Barranquilla EL TIEMPO .

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