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Esta semana arrancó la fase de clasificación para el esperado, atípico y muy controvertido mundial de Catar 2022, y dos poderosas selecciones mostraron que más allá del espectáculo que nos apasiona, el fútbol tiene un amplio espacio para el compromiso, un poderoso caudal para el cambio si se apuesta por explotarlo y que, en definitiva, igual que el "Me Too" y "Black Lives Matter", a la hora de disfrutar del balón "los derechos humanos importan".
Firmes en su apuesta por la democracia y la igualdad, las selecciones de Noruega y Alemania aprovecharon esta ventana planetaria para romper con la distancia que a menudo se les reprocha a los futbolistas profesionales, gladiadores en un circo mediático altamente lucrativo, para defender la igualdad y denunciar una violación de los derechos humanos que la FIFA parece empeñarse en eludir.
Selección de Noruega
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El seleccionador noruego de fútbol, Ståle Solbakken, advirtió que no descarta nuevas acciones como la protagonizada antes del partido contra Gibraltar para el Mundial de Catar 2022, en el que lucieron camisetas reclamando derechos humanos, e instó a la FIFA a presionar al Gobierno catarí.
"Pensamos que los veinte meses que quedan para el torneo son una oportunidad única para que la FIFA coloque a las autoridades cataríes bajo una enorme presión", dijo Solbakken en rueda de prensa, según recogieron medios noruegos. La selección noruega lució en sus camisetas el lema "Derechos humanos dentro y fuera del campo", en alusión a los informes sobre condiciones indignas de los trabajadores que construyen las instalaciones deportivas en Catar, una acción que la FIFA ha dicho que no será castigada.
Solbakken señaló que podrían repetir algo similar en próximos partidos, bien usando camisetas o adoptando otro tipo de acción de protesta. "Si la FIFA plantea unas exigencias muy duras y dice que solo habrá Mundial si se cumplen, será un jaque mate para Catar.
Selección de Alemania
La FIFA anunció que no sancionará a la selección alemana por haber tenido un gesto el jueves a favor de los Derechos Humanos, en su primer partido de clasificación para el Mundial 2022, organizado en Catar, en el punto de mira de la protesta.
"La FIFA cree en la libertad de expresión y en el poder del fútbol para provocar cambios positivos", señaló en un comunicado enviado a SID, filial deportiva de la AFP.
Antes del partido, ganado por 3-0 a Islandia, los jugadores de la selección alemana enviaron un mensaje en favor de los Derechos Humanos en este inicio del camino hacia el Mundial de Catar. En el momento de los himnos nacionales, los jugadores alemanes mostraron una camiseta negra con una gran letra blanca. Las once letras formaban las palabras "HUMAN RIGHTS" (Derechos Humanos, en inglés).
"Hablamos sobre ello en el equipo. Obviamente afrontamos un mundial y siempre se habla acerca de como va ser. Queremos dejar claro a la sociedad que no ignoramos esto y que a cambio decimos de forma muy clara cuales deberían ser las condiciones y eso es lo que tratamos de hacer hoy", comentó a una televisión alemana León Goretzka tras la victoria sobre Islandia.
Dos millones de trabajadores sin derechos
Según denuncias de organizaciones internacionales de derechos humanos, Catar mantiene una que favorece la explotación de los trabajadores, la inmensa mayoría de ellos migrantes provenientes de Asia y de otros países árabes atraídos por la riqueza de este pequeño estado del golfo Pérsico con apenas 2,5 millones de habitantes que alberga las mayores reservas probadas de gas del mundo.
Pese a los esfuerzos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) aún rige un sistema denominado "kafala" (patrocinio), que facilita el abuso y la explotación de la fuerza laboral migrante y elude responsabilidades en caso de accidentes mortales, algunos de los cuales se han sucedido durante las obras de construcción de los estadios que albergarán la gran cita del fútbol mundial.
Los trabajadores migrantes constituyen una fuerza laboral de 2 millones de personas en Catar "sin derecho a huelga y libre asociación". Aproximadamente la mitad de ellos están empleados en el sector de la construcción, y la "kafala" le otorga tantos privilegios a los empleadores que estos incluso pueden impedir que cambien de trabajo, escapen de situaciones laborales abusivas e incluso abandonen el país.
A ello se suman salarios mínimos discriminatorios, reducción de emolumentos, confiscación de documentos, horarios abusivos bajo el calor asfixiante, trabajo forzoso, ausencia de inspecciones laborales y protocolos frágiles de seguridad y salud ocupacional. Aunque la presión internacional desde que se concediera la organización del mundial -tampoco exenta de polémica por supuestos sobornos- el emirato ha introducido cambios, organizaciones como Human Rights Watch advierten que no solo han sido insuficientes, si no que algunos de ellos son meramente cosméticos ya que no están acompañadas de un mecanismo de cumplimiento.
Selección de NoruegaFoto: Tomado de @nff_landslag
A la falta de derechos de los trabajadores migrantes se añaden otras violaciones de los derechos fundamentales -las familias del clan Ghufran siguen siendo apátridas 20 años después de que el gobierno les despojara de su ciudadanía- mientras que existen graves discriminaciones a las mujeres y a las personas lesbianas, gays, bisexuales y transgénero (LGBT).