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Colombia hizo lo que se le pedía: victoria redonda contra CHile, con gol y con lujo y pinceladas de talento y con sufrimiento, sí, pero no sabría igual si hubiera sido distinto... Triunfazo 3-1 contra un rival directo en las Eliminatorias a Catar 2022 y ahora sí, felizmente, nada que reprochar.
La apuesta de Reinaldo Rueda daba resultado desde el pitazo, en esa jugada bien anulada a Quintero por fuera de lugar, casi una injusticia con semejante zurdazo hermoso que soltaba y que celebraba en vano el número 10.
Pero no sería más que el preludio de la hora loca de Miguel Ángel Borja en su amada Barranquilla: a los 15 minutos tomaba la pelota en la falta en el área que generaba Díaz y a los 18, en medio de las deliberaciones del VAR, adelantaba al local para el 1-0; y justo un minuto después tomaba la pelota en una linda salida de Moreno a Borré, fenomenal asistencia de este último y 20 la cuenta a favor del equipo que más y mejor jugaba en el Metropolitano.
Y de banda a banda era un show lo que ofrecía Colombia: por derecha el ataque nacional era día y noche con respecto a los pasados partidos, cuando aparecía Quintero con ese pase profundo a Borja, quien en vez de definir se la cedía a Borré y se iba la opción de pura mala fortuna en el rebote al palo. Y por izquierda daba gusto ver la pintada de cara entre Yairo y Luis Díaz, de taco en taco, de pared en pared hasta la raya, donde falló el centro del lateral. Lo que sea que hubieran pagado los 25 mil aficionados en el 'Metro' ya estaba pagado.
A los 32 despertaba Chile y, vía pierna fuete, recuperaba la pelota en el medio y se inventaba dos tiros de esquina: el primero se lo perdía Vidal por falta de precisión y el otro terminaba en una salida de Díaz, con cambio de enfrente y toque que no iba al arco, pero sí que ayudaba a la hora de descansar y tomarse un respiro con la pelota en los pies.
A los 37 era Borja quien otra vez sorprendía con un remate al que tuvo que volar Bravo y a los 41 era Ospina el que atrapaba un balón traicionero por derecha, cuando caía el telón del primer tiempo con felices, muy felices sensaciones para Rueda y su ofensiva apuesta.
Pero el complemento llegó con la reacción esperada de Chile de la mano de un solo hombre: el golpeado Aranguiz. Suyo fue el pase para el remate de media distancia de Pulgar que atajó seguro Ospina y, a los 54, otra vez él vacunó en un rebote que cedió el portero y Meneses solo tuvo que embocar para el 2-1. Menos mal que estaba mal Charles, ¿no? La ventaja era ya de un solo tanto y venía el examen de carácter para un equipo que, hasta ese momento, parecía no haber salido del camerino.
Chile se animaba, a Ospina le tocaba jugarse la vida en otro peligroso centro a su área, se cansaban Borré y Moreno y el calor hacía estragos. Pero esta vez lo leyó bien el DT con el ingreso de Martínez y de Muñoz para que Cuadrado ya no tuviera que cubrir tanto terreno y las cargas se aliviaron.
A los 74 levantaba la cara Martínez para ubicar a Díaz, quien recibió libre y remató tan fuerte que el zaguero no pudo evitar el 3-1 que era, literalmente, el regreso del alma a cuerpo de los colombianos y el golpe de K.O. al ímpetu de los chilenos.
Ahora sí es momento de celebrar los puntos de visitante, ahora sí cuadran las cuentas con 5 puntos de 9 en juego, ahora sí, como anticipaba Falcao hace un par de días, llegó el partido redondo que se necesitaba para encaminar las Eliminatorias. ¡Qué alivio mirar la tabla cuando se ganan los puntos que son y no se depende de lo que otros hagan por nosotros! Buen balance, buena lectura, buena noticia la segunda victoria en Barranquilla, la casa de la Selección. Ahora sí, ¡que venga Brasil!