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Pasó el empate 1-1 de Colombia en la difícil visita a Bolivia, en La Paz, y es momento de las evaluaciones: ¿se ganó un punto de oro, como dijo el técnico Reinaldo Rueda, o se perdieron dos?
El DT vio el vaso medio lleno: un punto de visitante, en el escenario más hostil de toda la clasificatoria suramericana, no debería sobrar. De hecho puede ocurrir que en el futuro termine siendo el de la clasificación. Pero hoy, a la luz de la capacidad del rival, sabe a poco.
Muchos aluden al planteamiento, a la demora en los cambios, a las imprecisiones de distintos frentes para explicar cómo se escaparon los tres puntos con los que Roger Martínez puso a soñar al país. ¿Fue un error? ¿Fueron todos juntos? ¿Qué hizo bien el entrenador y qué no se ajustó al plan?
Los aciertos de Rueda
El primero y más importante: Roger Martínez. El delantero del América de México fue 'palo' en la convocatoria y 'palo' en la alineación titular. Nadie lo esperaba. Y resultó ser la figura de Colombia porque fue el único claro y limpio en la entrega desde el pitazo, porque hizo valer su huella de altura con velocidad y control, eso que les falló a compañeros con más roce internacional pero sin tanque suficiente para la altura.
Eso y el voto de confianza por Óscar Murillo, a quien él rescató del olvido para que acabara cuidando la espalda de Dávinson Sánchez y siendo el mejor hombre de toda la zaga, son éxitos del DT en el planteamiento.
En el papel hubo una intención ofensiva que, sin embargo, no llegó a plasmarse en la cancha. La apuesta por Juan Fernando Quintero como titular, otra decisión inesperada, tenía sentido: un hombre con competencia, rodaje en Selección, dos Mundiales encima y ganas de revancha tenía que aportar pase y remates de media distancia: solo tuvo uno en los 45 minutos que jugó. En esa misma teoría tenía sentido que los socios por los costados fueran Díaz y Cuadrado, los genios de Copa América, los que vienen jugando, los 'capos'. A todos, la altura le acabó el ímpetu.
En la práctica le salió mejor la apuesta por Andrés Andrade como su reemplazo y le dio resultado porque alegró el ataque y le dio a Roger Martínez un socio en quien descargar la pelota... lástima que desperdiciara dos veces las mejores opciones frente al arco,
Las dudas de Rueda
Pero después de estar ganando, Colombia reculó y no tuvo ni aire ni cabeza para aguantar el resultado. Era lo normal en condiciones tan adversas como las de La Paz, pero duele pensar qué historia sería si el equipo hubiera amanecido, en vez de en el quinto lugar de la tabla (con los mismos 9 puntos de Uruguay pero peor diferencia de gol, -2), en el cuarto, clavado, con 11 unidades y por encima de Uruguay, que dio la ventaja de no tener a CAvani ni a Suárez y aún así sumó.
La lista de preguntas es más larga: ¿por qué si vio 26 opciones en el morfociclo para ese partido en altura, y llevó 8 hasta Santa Cruz de la Sierra, ninguno logró ser titular? El que más protagonismo tuvo fue Andrade (45 minutos), pero Román no tuvo chance, Mejía entró demasiado tarde y a los demás ni los contempló. ¿Acaso los líderes del equipo en Copa América le pidieron que los pusiera por encima de esos que tenían la huella en altura que se pedía? Si es así, ¿de qué sirve entonces su planeación tan exhaustiva si los futbolistas cambian el libreto en un par de días de concentración? Suena rara la vehemencia con la que exigía respeto para el fútbol local y la facilidad para cerrarles a todos la puerta, justo en el partido para el cual los preparó.
Y hay más: ¿por qué Cuéllar y no Mejía para cerrar a tiempo o hasta Perlaza, que tenía media distancia? ¿Por qué arriesgar a Cuadrado y Díaz, que además tenían tarjeta, y tal vez saturarlos cuando vienen dos duros retos contra Paraguay y Chile en Barranquilla? ¿Por qué no administrar cansancios con tantas opciones de recambio?
La oportunidad para responder a tantas dudas está a solo 48 horas, en Asunción, contra Paraguay. Cada partido es distinto, afirma. Veremos cuál es el plan entonces y qué tanto cambia sobre la marcha.