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La historia recordará que un equipo que sumó la friolera de 97 puntos en la temporada no pudo coronarse campeón. Liverpool lo hizo pero necesitaba una ayuda de Brighton para que Manchester City no sumara los 98, milagro que esta vez no se dio.
Liverpool superó 1-0 a Wolverhampton en su casa pero no fue suficiente para romper una sequía de títulos de liga que ya suma 29 temporadas.
Y parecía que habría otra gesta roja cuando Sané se juntaba con Robertson y aparecía a tiempo para finalizar, tras una gran asistencia de Alexander-Arnold -el mismo que se avivó contra Barcelona y lo sacó de Champions-, y adelantar al local contra Wolverhampton al minuto 17.
La temible tribuna de Anfield rugía diez minutos después, cuando Murray adelantaba al Brighton pero se aplacaba apenas un minuto después y cantaba a rabiar poco después se adelantaba el equipo de Guardiola y no era suficiente la victoria en casa.
Incluso hubo nerviosismo al 43 cuando salió el remate de Doherty, que venció a Alisson Becker, pero se estrelló en el travesaño para traer algo de calma a la afición local. Alguna opción más tendría Salah pero la realidad es que, el dominio del 63 por ciento, no inquietaba lo suficiente a los Wolves.
Se lo perdió Origi de media vuelta a gran asistencia de Mané en el minuto 62 pero en Brighton marcaba el tercero Manchester City que aseguraba el título.
Salvó Alisson al 67 su puerta en la tremenda llegada de Diogo Jota, tapando con su cuerpo el ángulo y sacando el rebote al lateral. Una más de Wijnaldum al 73 antes de un nuevo centro impecable de Alexander-Arnold para el doblete de Sané y el 2-0 final. Mismos protagonistas para el 2-0 final.
El tiempo se fue sin darle opción a Liverpool de ser campeón tras firmar una temporada brillante. Queda, en todo caso, la posibilidad de acabar con un título de Champions League, un ‘consuelo’ para nada despreciable…