Opinión

¿Persecución azul? Por Nicolás Samper C.

Columna de opinión para FUTBOLRED sobre la actualidad de Millonarios.

12 de julio 2017, 06:01 a. m.
Es cuestión de valorar ciertos hechos que acumulados, se convierten en una tendencia. Al unirlos en una línea de tiempo es llamativo que a Millonarios varios fallos arbitrales lo hayan perjudicado de manera sistemática. Y no han sido jugadas que dejan la posibilidad de que la duda aparezca y de que la inseguridad a la hora de determinar un fallo ayuden a atenuar una sanción que no se contempla.
En Medellín, ante el DIM, una mano clarísima de Mosquera en el área fue rampantemente ignorada por el árbitro Nicolás Gallo. El disparo con camino de arco que lanzó el azul Harold Mosquera encontró su final en la mano del número 4 del Medellín, que estiró la extremidad con la firme intención de detener la bola. Eso es penal en todos los lugares en los que el reglamento arbitral opera. A Millonarios al parecer poco y nada lo cobija ese tratado universal que indica que una mano voluntaria es sancionada con pena máxima.
No fue únicamente esa jugada puntual. Los que veíamos el partido por televisión encontramos asombroso -por describir de una forma respetuosa esa sensación de impotencia que hace que la quijada pierda fuerza que hace inevitable abrir la boca y tomarse la cabeza ante semejante despojo- que el juez Nicolás Gallo y su terna decidieran declarar no válido una anotación de David McAllister Silva cuando el volante de Millonarios se encontraba en posición lícita.
Los hechos se siguen juntando: aún en la memoria del hincha azul está el infausto recuerdo del juego de semifinales ante Nacional en Medellín cuando Alexis Henríquez le faltó sacar una bolsa ziploc para tomar a Dúver Riascos y guardarlo ahí. El defensor agarró al delantero con descaro y el penal, la sanción contemplada en esos casos, tampoco existió. Luis Sánchez fue el réferi que, a pesar de estar cerca de la acción, decidió omitir, siendo ese uno de los hechos que perjudicaron a Millonarios esa noche de lluvia porque una criminal patada de Elkin Blanco y un cocotazo de McNelly Torres a Domínguez tampoco fueron pitados. De haberse cumplido la regla, ambos futbolistas tendrían que haberse ido a las duchas sin miramientos.
Y un poco más atrás, en Manizales, en el que ha sido el peor partido futbolístico durante el ciclo de Miguel Ángel Russo durante su estancia con el azul, Millonarios cayó merecidamente frente al local 2-1 en términos futbolísticos. El blanco fue mucho más, sin lugar a dudas pero igual quedó el extraño sabor de otra pena máxima no pitada para el azul cuando en el minuto 89 Miguel Nazarit derribó en las 18 a Déiver Machado, cuando el lateral iba en busca del empate. Era imposible ignorar la falta, salvo para el árbitro Gustavo González, incapaz de accionar su silbato en un momento clave.
Son hechos puntuales, comprobables. Nada más.
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