El abuelo no se va...
Juan Carlos Henao se mantiene con vigencia en Once Caldas. Se entrena a tope y busca la gloria.
Por:
Redacción Futbolred
26 de agosto 2015, 11:45 a. m.
Se niega Juan Carlos Henao a planificar la hora del retiro. El más veterano de los futbolistas activos, en la liga colombiana, no se condiciona al paso de los años (43) , sino que enmarca su vigencia con memorables atajadas como la del domingo, con su Once Caldas frente a Nacional, en la agonía del partido, que valió un sonado triunfo.
En una edad en la que el futbolista activo se lesiona al amarrarse los zapatos o al soltar un estornudo, Henao no da muestras decadentes, ni tiene la imagen alicaída de aquel que ve llegar la fecha de la despedida.
Pareciera buscar en el pasado, cuando era invencible en la Copa Libertadores que tituló al Once Caldas (2004), los motivos de inspiración para mantenerse activo. Es una forma ejemplar de envejecer con altura, al lado de la pelota que con él no se cansa, como Francesco Totti, Paolo Maldini, Juan Sebastián Verón o Steven Gerard.
Pareciera buscar en el pasado, cuando era invencible en la Copa Libertadores que tituló al Once Caldas (2004), los motivos de inspiración para mantenerse activo. Es una forma ejemplar de envejecer con altura, al lado de la pelota que con él no se cansa, como Francesco Totti, Paolo Maldini, Juan Sebastián Verón o Steven Gerard.
Contrasta la situación de Henao con la de otros futbolistas, aún en competencia, en alarmante declive ante el desgaste físico, empeñados en conservar su estatus, aporreados por lesiones y calendarios, con una vida en el ocaso y bastante lastimera.
Los tiempos marcan al futbolista, sus facultades se erosionan, el soporte atlético se resquebraja y de astros con idolatría, pasan a ser un engaño para los ojos de los aficionados que ven, entre silbatinas y disgustos, la lenta caída.
Los tiempos marcan al futbolista, sus facultades se erosionan, el soporte atlético se resquebraja y de astros con idolatría, pasan a ser un engaño para los ojos de los aficionados que ven, entre silbatinas y disgustos, la lenta caída.
Cada vez es más difícil para ellos, para los abuelos del juego, acaparar las miradas con admiración, al retoque forzado de sus condiciones, porque el cerebro ordena y las piernas responden con retardo. Tantos con tenacidad admirable intentan maquillar la edad, mantenerse activos, competir con altura, pero su lento y pesado traslado por las canchas, devorados por jóvenes ambiciosos que piden pista, con voracidad de adolecentes atrevidos, los deja en tantos casos en ridículo.
Lo de Henao es un caso atípico. Se entrena con la intensidad de quien quiere la gloria a pesar de que ya la ha conseguido. Es líder en su grupo, contagia con su oficio y es bastón de mando en su equipo. Sus manos son la llave milagrosa de su portería, sin recurrir nunca al habitual juego de palabras insulsas, con la que muchos de su edad y de su clase, quieren enmascarar la hora de la despedida. No saben estos que el adiós avisa y que el abismo del retiro espera.
Esteban Jaramillo Osorio
Especial para Futbored
En Twitter: @estejaramillo
Esteban Jaramillo Osorio
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En Twitter: @estejaramillo