Mundial femenino
Sí a la Copa Mundo de Mujeres en nuestro país, pero aprendiendo de los errores y diciendo la verdad.
Foto: Archivo Particular
No sé si al final ocurra como -especulo yo en medio de mis manidas teorías conspirativas- que en una de estas a Colombia le termina de pasar lo que, creo yo sin tener una sola prueba que apoye esta teoría, le pasó a Donald Trump cuando se lanzó hacia la candidatura por la presidencia de los Estados Unidos de América: el hombre supongo que dijo “voy a lanzarme a ver qué pasa” porque -y sigo especulando- internamente no lo veía tan posible cuando de repente y sin quererlo terminó ocupando el puesto.
Porque Colombia quedó al lado del binomio Australia-Nueva Zelanda al frente de la designación como país de la sede del mundial femenino 2023 después de que Japón diera un paso atrás en su aspiración. Y aunque, por supuesto, es llamativo ver que el país fue muy mal calificado en el informe previo (sacó 2,8 frente al 4,1 que exhibió al final la dupla de países de Oceanía) sí me gustaría que en el país se hiciera un evento de tamaña magnitud. ¿A quién no?
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Curiosidades de fútbol
Me gustaría que la Copa Mundial Femenina 2023 se hiciera en el país pero si eso ocurre, deberíamos aprender de los tremendos errores del pasado. Hoy, varios de los estadios postulados para esta cita, que también fueron sedes del pasado Mundial sub 20 del 2011 no cuentan con las condiciones necesarias para recibir una Copa del Mundo, cosa que de verdad es llamativa porque no estamos hablando de estadios construidos para recibir tres o cuatro partidos y que no se utilicen más, como pasó en los mundiales de Sudáfrica y Brasil que hubo escenarios edificados solamente para esos torneos. No, los estadios incluidos en el informe fueron refaccionados en su momento y reciben fútbol profesional cada fin de semana. ¿Sí se hicieron bien aquellas reformas? -todavía me sueño con estacionar mi automóvil en los parqueaderos subterráneos que supuestamente iban a adecuar en varios de los estadios-.
Me gustaría que la Copa Mundial Femenina 2023 se hiciera acá, pero contando la verdad: diciendo que la liga femenina no existe, que algunos clubes no le dan la atención requerida, como pasó con el Atlético Huila -que supo ser campeón de la Libertadores- donde sus profesionales fueron las últimas en enterarse que el equipo no iba a salir en este 2020 y que, al ser requerido por el programa ‘El alargue’ para explicar esa decisión, el presidente del equipo Jorge Perdomo decidió colgarles el teléfono al ver que también estaba en línea la capitana del equipo, Gavy Santos, con la excusa de que le habían hecho una emboscada. Que hay profesionales que hoy están en la mitad de la nada, que nunca pasó nada en cuanto a efectos sancionatorios con los dichos de Gabriel Camargo sobre las jugadoras refiriéndose a ellas como “caldo de cultivo para el lesbianismo”, o que se envíe una carta a la FIFA para defender las intenciones de sede argumentando que la liga es un éxito, con promedio de 28 mil personas por partido y de la que hacen parte 20.600 jugadoras. La cruda realidad está muy lejos de aquel espejismo que quisieron vender los directivos.
Si ya estamos embarcados en esto, que sea la oportunidad primero de mejorar la tremenda desorganización que ostentamos en torno al fútbol femenino. Luego hablamos del Mundial.