Independencia grita
Julián Capera habla del necesario apoyo a la Liga Femenina en Colombia.
Julián Capera Foto: Archivo particular
Hacer de los brazos un asta y del puño cerrado una bandera. Colombia conmemora un aniversario más del día en que un grito de revolución empezó a alterar la dinámica social y a sacudir el dominio de aquellos que durante siglos succionaron las riquezas de esta tierra y que jamás se interesaron por el bienestar de quienes la producían. 212 años después, las mujeres aquí nacidas juegan fútbol y llenan un estadio de veinte mil personas. Detrás de los gritos que tensan las cuerdas de sus gargantas e hinchan las venas de sus cuellos hay algo más que la euforia propia del gol.
Hay una declaración acompañada de una bandera que se iza en silencio pero que clama fuerte y hace eco. Doce días atrás, previo al debut de la Selección Colombia Femenina en la Copa América, las jugadoras entonaron el himno nacional replicando el gesto que algunas horas antes habían compartido en los perfiles de redes sociales (de todas para evitar retaliaciones). Mientras cantaban el himno de Núñez -ese que habla de un rey que ya no es soberano-, alzaban sus brazos y cerraban el puño.
Apenas unas horas antes se había confirmado que la realización de la liga femenina en el segundo semestre, anunciada a altoparlante unas semanas atrás, estaba en veremos. Además, el plantel no estaba de acuerdo con el trato dado por parte de la Federación Colombiana de Fútbol en términos de viáticos y premios económicos. Entendiendo, sobre todo, que los dineros recibidos por y para el fútbol femenino no necesariamente han tenido ese destino a la hora de reinvertir.
La noche del 20 de julio, en el estadio Centenario de Armenia (que hace muchos años no veía tanta presencia de público), otra vez se izó una bandera, se alzaron unos brazos. Esta vez los de un grupo de mujeres valientes, hinchas del Once Caldas, que a pesar de la intimidación sufrida en su ingreso al estadio, sostuvieron durante algunos minutos un trapo con la consigna: “LIGA FEMENINA DIGNA YA”. Un mensaje que recuerda que en el país donde se juega la Copa América, también se cancela la liga por falta de apoyos y se veta a las jugadoras que han denunciado malos manejos.
Es cierto que esta no es una época de bonanza para el FPC y que algunos clubes, grandes incluso, hacen maromas para enfrentarse a los saldos en rojo. Sin embargo, aquí a veces hay plata para pagar multas por reventa de boletería y no para el fomento del desarrollo de nuestro fútbol. He ahí la cuestión. Ojalá el impacto generado por este equipo, al que da mucho gusto ver jugar, no sea espuma que baje pronto como ha pasado otras veces. Ojalá se mire con respeto esas banderas izadas, esos brazos levantados y que para el fútbol femenino al fin cese la horrible noche.