Hora del revolcón: lo hacemos en Colombia o lo hace la FIFA
Opinión de Tito Puccetti sobre la actualidad compleja del fútbol colombiano.
Tito Puccetti, columnista de Futbolred. Foto: Archivo particular
El propietario de Águilas Doradas, Juan Fernando Salazar, le pasó una comunicación hace unos días al presidente de la Federación de Fútbol, Ramón Jesurún, en la que como objetivo final le pedía nombrar una comisión asesora de expertos para cambiar estatutos y darle una salida institucional a la gran crisis de nuestro fútbol. Una de las aristas del documento es cambiar los estatutos para tener un modelo de un solo ente que maneje todo el fútbol, como lo hacen otros países, y eliminar los tres poderes que chocan y que no dejan desarrollar el deporte más popular en Colombia.
La Federación, la Dimayor y el fútbol aficionado con dirigentes que no aprueban en sus funciones y que se mueven entre escándalo y escándalo pintan el panorama sombrío. Pese a que Colombia llegó a los más recientes mundiales en la categoría absoluta, se logró, no por la dirigencia, sino pese a ella. No se puede negar que económicamente y en organización interna, la Federación de Fútbol de Colombia pasa por uno de sus grandes momentos, pero los escándalos de administración dejan en un segundo plano las arcas y nos hacen preguntar por las calidades humanas de quienes manejan y toman decisiones en la cabeza de nuestro fútbol. Sé que todo acusado tiene derecho a defenderse, pero ya se comprobó que hubo faltas administrativas. Los hechos ocurrieron, hay personas que confesaron, hubo reventa oficial de la Federación en las boletas para los partidos de eliminatoria; lo que falta saber es si hubo conocimiento de los directivos acusado y multados. Si estuvieron al tanto, deberán dejar sus cargos, eso corrupción, si no tenían conocimiento, que puede pasar, aunque es difícil de creer, deberán luego explicar cómo algo tan importante se dejó en manos de terceros. Es decir, es un escándalo que está muy lejos de lo que exige la FIFA de la buena gobernanza.
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No cumplir, dice Salazar en su comunicación, con tales directrices de buena gobernanza, es motivo para intervención de la FIFA en nuestro fútbol, algo que ya pasó en Uruguay, Argentina, Perú y Paraguay, y con esta presión deberán cambiar a toda la plana mayor de nuestros principales dirigentes. Héctor Fabio Báez, gerente de Junior de Barranquilla piensa lo mismo: “Si la misma dirigencia colombiana no genera el cambio, será la FIFA la que intervenga. Hace ya un buen tiempo el ente que rige el fútbol en el mundo ofreció el modelo de manejo, pero nadie ha liderado el cambio”.
Salazar ha tenido fama de primario, de poco paciente y de declaraciones subidas de tono, pero en esta carta tiene muchas razones y lo explica con calma. Por ejemplo, el comité ejecutivo sólo representa al fútbol profesional y al aficionado, no tiene en cuenta al fútbol sala, fútbol playa, jugadores, árbitros. Este comité debe ser inclusivo, con representantes del fútbol femenino. Hoy el selecto grupo no representa ni siquiera a los dueños de los equipos que, según Salazar, no tuvieron nada que ver en la elección de sus miembros.
El problema es que recién se nombre el nuevo presidente de Dimayor, que parece estar listo, se olvide el escándalo del cartel de las boletas y empiece a rodar la pelota, el poder hipnótico de ese artículo redondo hará que todo vuelva a la normalidad… administraciones deficientes, pero con el espectáculo. Los goles de la eliminatoria, la polémica de si fue penal o no, el nuevo equipo de James, taparán la realidad y esto seguirá igual hasta que estalle otra crisis, a no ser que FIFA le dé por mirar.