B-201
Opinión de Julián Capera sobre la final del Mundial de Catar, Argentina vs Francia.
Julián Capera Foto: Archivo particular
Campus de la Universidad de Doha. Módulo 1. En el escritorio de la habitación B-201 hay un kit de mate con un termo albiceleste y el número 10. Es la pieza de Lionel Messi. Dos camas Queen, pero solo una de ellas – la más cercana a la puerta- con señales de uso reciente y con un par de sandalias junto a ella. En el cuarto contiguo están Rodrigo de Paul y Nicolás Otamendi. Al frente, Paredes y Di María. Y así en todas las demás, solo Messi dormía solo.
A 13,6 kilómetros del complejo universitario está Al Messila, el resort de lujo base de la selección francesa y donde cualquier mortal tiene que pagar más de 2500 dólares por noche. En una de sus villas concentran juntos Dayot Upamecano y Ousmane Dembélé, a quienes no les significa ningún esfuerzo compartir habitación. Lo hicieron en su infancia con sus respectivos hermanos y lo han hecho ya varias veces entre ellos en los últimos quince años. Crecieron en el barrio de la Madeleine, un modesto suburbio de migrantes en Evreux (Normandia) donde una noche de hotel puede llegar a costar treinta veces menos. Juegan juntos desde el colegio. "Yo era el capitán de 4º de Primaria y Ousmane el de 5º de Primaria", contó Upamecano recientemente.
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A un par de villas, Aurélien Tchoauméni y Jules Koundé. Uno del Real Madrid y el otro del Barcelona. Por todo lo demás, hermanos: vivieron su adolescencia en Burdeos donde se apasionaron además por la NBA, se formaron en el Girondis, debutaron el mismo año en selección, tienen el mismo representante, el mismo preparador físico y la misma agencia de comunicaciones. “He tenido la suerte de que cada vez que llego a un lugar, ahí estaba él. Le decía que era como mi piloto de pruebas", contó Tchouaméni antes de arrancar el Mundial.
“La armonía son puntos en la tabla”, dijo alguna vez Carlos Bianchi. Y sí, es cierto que hay sociedades futbolísticas con altísimo grado de conexión en campo y que no se dirigían la palabra luego de cruzar la frontera de cal que separa el juego del resto de la vida, pero también es real que cuando se compite al lado de un hermano, el último aliento se estira un poco más. Lo saben en Francia y también en Argentina, o que lo diga ‘La bandita’ que escolta a Messi: De Paul, Papu Gómez, Paredes, Di María. Amigos más allá de la pelota: de conciertos, vacaciones y cumpleaños.
Messi dormía solo. Y digo dormía -en pasado- porque la última noche antes de jugar la final de la Copa del Mundo, la pasará junto al mejor de sus amigos. Aquel para quien ese honor está reservado. La Asociación de Fútbol Argentino autorizó que el ‘Kun’ Agüero, compañero de habitación del 10 por más de quince años, vuelva a serlo y pase la noche previa al capítulo final junto a su hermano de la vida. Una noche en la que se dormirá poco y se soñará mucho. En los suburbios de Evreux y en Rosario, en París y Buenos Aires, en las villas de Al-Messila y en la B-201.