Mundial Rusia 2018

Colombia, líder de su grupo: las cinco virtudes para avanzar a octavos

El conjunto Tricolor logró la "hazaña" de ser primero y ahora enfrentará a Inglaterra. 

La unión en la Tricolor se vio en cada partido. Foto: Mauricio Moreno/CEET


28 de junio 2018, 06:07 p. m.
Termina el difícil camino de la primera ronda de Colombia y es hora de hablar de los puntos altos que tienen al equipo en la segunda fase del Mundial de Rusia 2018. Futbolísticos y anímicos son los argumentos de los dirigidos por José Pékerman para decir presente en los octavos de final.
1. Resiliencia.

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Se define como la capacidad de adaptación frente a un agente perturbador. ¡Y sí que hubo de eso en la primera fase! Un debut pleno de dudas contra Japón, con un equipo sin identidad y lleno de miedos; una Polonia que era una amenaza en el juego aéreo, uno de los lunares en Saransk; un partido hermoso en Kazán pero que con el balance en rojo de las molestias físicas de James, que hoy nos mantiene en vilo; un partido enredadísimo, más luchado que jugado en el primer tiempo contra Senegal, con el riesgo inminente de un gol en cada aproximación. ¡Todo en contra! Y de todo se levantó el equipo a fuerza de actitud, confianza y ambición. A cada golpe encajado, un recto de derecha tipo Pambelé como respuesta. ¡A la lona la preocupación!
2. Talento.
El día que Colombia se decidió a jugar fútbol, un 24 de junio en Kazán, se empezó a escribir otra historia en Rusia. Todo partió del claror nacional de ver jugar juntos a James y a Quintero porque se conocen, se admiran, se entienden, se quieren y se buscan, más que nada se buscan, incluso sin mirarse, cuando entran a la cancha. ¡Y se encuentran! Lo entendió el DT y apostó por eso sabiendo que sólo el talento enderezaría el camino en el Mundial. ¡Vaya acierto! De ellos partió la bella noche de Cuadrado, Mina y Falcao y de millones de colombianos. Juntos partieron en Samara hasta la molestia física. Juntos, si el cuerpo del 10 quiere, podrían llevar a Colombia muy, muy arriba en Rusia.
3. Alternativas.
La lista es larga: sin Cristian Zapata estuvo Dávinson –a pesar de las dudas de Saransk-, sin Yepes estuvo Mina, sin Sánchez dio Barrios una tremenda demostración, sin Aguilar (temporalmente por lesión) fue el turno del rendidor Mateus, ante las dudas de Izquierdo y la ausencia de James en la izquierda, cumplió mejor Muriel. Las dudas de la confección de la lista de23 no pasaron de ahí o al menos no para llegar a pasar la costosa factura de la eliminación. La competencia interna es felizmente devoradora. Y todo juega en favor de Colombia.
4. Sabiduría.
Una prueba de fuego para el técnico José Pékerman fue el día después de Saransk. Aquella tarde, en la que sus jugadores y él cometieron todos los errores permitidos en una Copa del Mundo, había que encontrar una solución radical. Y él lo hizo: ajustó la defensa con Mina, le dio voto de confianza a Dávinson, le apostó al fútbol corriendo riesgos como Quintero vs. La potencia de los polacos, rodeó a James y a Falcao. Entendió como nadie que eran ellos o nosotros. Y fuimos nosotros. Seis puntos hablan de la efectividad de su muñeca. Se reivindicó el DT.
5. Mística.
Es difícil de describir, pero un buen resumen es el instante en que Falcao marca su primer gol en un Mundial: cada uno de sus 22 compañeros vino a él, lo sintió como propio, fue el abrazo que parecían haber esperado toda una vida, como El Tigre. De eso se trata lo que pasa en el vestuario de Colombia. Hay un discurso tan metido en la piel de los jugadores que los hace solidarios en las derrotas, las victorias, los momentos de duda, las angustias. Siempre. La fe los junta a ellos y sus familias, que se reúnen cada noche en el hotel que toque para unirse en una oración colectiva para pedir pero, especialmente, para agradecer. No decide nada pero es un factor más que suma. Inevitablemente.
Jenny Gámez A.
Editora de Futbolred
Enviada especial a Rusia
En Twitter @jennygameza
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