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Alexandre Guimaraes está listo para la secuela de su feliz historia en América de Cali. Si es por la primera temporada son todos recuerdos felices, al menos para la hinchada. Si es por el final de ese primer capítulo, las dudas empiezan a aflorar.
Lo cierto es que el brasileño, nacionalizado costarricense, vuelve a Cali por una revancha personal, no solo porque salió en medio de la pandemia, aparentemente por diferencias a la hora de reducir su salario cuando se detuvo la Liga Betplay, sino porque después de América fue a Nacional y su experiencia fue muy infeliz.
El primer capítulo de su historia vestido de rojo fue una montaña rusa: mucha expectativa, decepcionante arranque y repunte sobre el final para coronar la anhelada estrella 14 tras 11 años de espera y con cinco años en el descenso en el intermedio.
Y en materia de números el balance fue favorable: 63 puntos en 36 partidos dirigidos, con 18 victorias, 9 empates y 9 derrotas, un rendimiento del 58 por ciento.
Sin embargo, ningún récord explica la imagen de Guimaraes en carro de bomberos por las calles de Cali, en medio de la locura de la afición que tanto sufrió y que siempre apoyó, hasta que de su mano llegó la consagración que recuperó la memoria ganadora, un detalle no menor después de padecer las burlas estando en la B.
Se dice que todas las segundas partes son malas pero esta no es tan sencilla de predecir, pues Guimaraes no encontrará los talentos que lo hicieron campeón en su primera experiencia en Colombia, enfrentará una muy importante crisis de confianza después de la salida traumática de Juan Carlos Osorio y, aunque acaba de ganarle a Millonarios, sigue fuera de los ocho mejores de la Liga. Ahora la pelota está en el campo de un DT, a quien los focos apuntan sin piedad. Empieza el rodaje de la secuela...