Tobar, de villano a genio: tenía razón en polémica por gol de River
Audios del VAR confirman que el árbitro acertó y el 'millonario' fue justamente eliminado de Copa.
River Plate en Copa Libertadores. Foto: EFE
Por:
Jenny Gámez
07 de julio 2022, 09:57 a. m.
Se quejaron una y otra vez en la cancha, en el túnel, en la rueda de prensa. Marcelo Gallardo habló de "injusticia" tras el 0-0 de la vuelta de octavos de final de la Copa Libertadores contra Vélez (1-0 la ida) que marcó la eliminación de uno de los grandes favoritos al título.
Todo por una jugada de gol de Matías Suárez que se anuló, a instancias del VAR, y que pudo igualar la serie y llevar, tal vez, a una definición por penaltis. Pasaron cuadro a cuadro en decenas de programas de análisis la jugada, muchos apoyando la queja de los 'millonarios' pero resultó que, a la luz del reglamento y de los audios revelados por Conmebol, la decisión fue acertada.
En el video se explica todo con detalle: “Al minuto 78, y luego de un centro del equipo blanco al área penal adversaria, un delantero cabecea el balón, que toca en su brazo después para entrar a la portería. Según el reglamento, cometerá infracción el jugador que marque un gol en la portería contraria directamente con la mano o el brazo, incluso si se produce de manera accidental. El árbitro no se percata de esta infracción y convalida el tanto. El VAR, al chequear con distintos ángulos y velocidades correctas, detecta la infracción y le recomienda al árbitro una revisión en campo. El árbitro al ver las imágenes confirma que el balón toca en el brazo del delantero. Cambia su decisión y anula el gol”.
El momento clave es cuando desde el VAR le dice a Tobar: “Ojo con la mano”, cuando le pelota entra al arco de Lucas Hoyos. “Es ahí. Haz un loop. Pega en la mano”, remarcó el AVAR antes de invitar al chileno a revisar la polémica de la noche. Lo mira Tobar, pie diferentes ángulos, le advierten que "la pelota pega en el mano del delantero", revisa con todo el cuidado el central e invalida la jugada por mano de Suárez. ¿Conclusión? Ya ni llorar es bueno, River Plate.