Cortés, el genio de la lámpara azul: desenredó a Millonarios en Copa

Es como en la película: hay que estar en medio del desierto, sin apenas aliento, enredado y perdido, para que aparezca de la nada la lámpara y de ahí salga el genio que lo resuelve todo.

Así ha sido Óscar Cortés en Millonarios: apareció para aliviar el desconcierto de la salida de Andrés Gómez y en el camino se ha ido convirtiendo en figura sobre la base de un talento absolutamente refrescante pero también sobre una claridad, atípica para su edad, para entender los momentos del juego y reaccionar a ellos.

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Este jueves fue un enredo absoluto el sistema ofensivo del azul hasta que él, más que los veteranos Cataño Silva o los reputados Leonardo Castro y Larry Vásquez, paró y pensó primero, corrió y ejecutó después. Fue así como entendió que no es el estilo azul el pelotazo o el centro repetido y que solo la chispa de aquel que siente y disfruta el juego abre una caja fuerte mal cerrada como la de Católica en Bogotá.

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Por esa vía se ofreció para participar en la gran jugada que abrió la cancha para encontrarle un espacio vacío a Castro en el primer tanto, y por ahí mismo entendió, al ingresar al área junto a Cataño, que la velocidad de la jugada exigía el pase de primera y no el toque en el 2-1 definitivo.

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Sus números en una noche para el recuerdo son elocuentes: ganó 7 de 9 duelos, completó 4 de 5 regates, dio cuatro pases clave y una asistencia. Lo suyo fue de un creativo moderno, con salida en velocidad y pase, con la chispa adecuada para romper los muros, la cuota definitiva de talento, ese misterioso condimento que hace que el fútbol siga siendo fútbol. ¡Fue el genio de la lámpara que concedió el deseo de la clasificación a la tercera fase de Liberadores! Cuidado con lo que desean... en una de esas les aparece su Cortés de la suerte...