En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de
terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística,
optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada
con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa
navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo
deshabilitarlas u obtener más información
aquí
Fue un día más en la oficina, uno de los buenos, para James Rodríguez en Everton, que mantiene su buen ritmo en este inicio de Premier League con una victoria 1-2 luchada y sufrida en casa del Crystal Palae.
El colombiano fue de nuevo el conector entre el medio campo y el ataque, tuvo influencia en los dos goles y siempre inquietando.
James estuvo fino en la primera etapa, le dio un pase ideal a Abdoulaye Doucouré a los 8 minutos y estuvo en la jugada del gol a los 10: suya fue la salida con Coleman a la derecha que acabó en pase a Calvert-Lewin.
Y en la jugada del segundo tanto también apareció: metió el centro para Richarlison que provocó la mano en el área para el penalti, bien cobrado por el brasileño, a los 40 minutos.
Después dio trabajo en el medio, provocó una amarilla y los 44 buscó la falta frente al arco y esta vez no negoció: tomó la pelota y ubicó bien el remate, pero le faltó potencia.
Para el segundo tiempo, un cobro impecable suyo, a los 51, pudo ser el tercero si llega más cómodo al remate Calvert-Lewin.
Y entonces vino el cansancio, alguna conexión más con Richarlison, el destino ideal de su pase por izquierda, el que mejor lo interpreta, y no mucho más porque Crystal Palace se vino encima. O sí, una más, no muy favorable pero que da cuenta de su compromiso: erraba James en un despeje en su área a los 62 pero sus compañeros corregían a tiempo para despejar la pelota.
A los 85 minutos dio paso a Iwobi y un abrazo confirmó la satisfacción del técnico Carlo Ancelotti con su trabajo.
Cumplidor, eficiente, comprometido. La versión Premier League de James es, sin duda, una invitación a la ilusión.