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Una dura crítica, una más, recibió James Rodríguez antes de ser presentado como nuevo refuerzo del Everton de Inglaterra. Hay que decir que señalan más al club que a él mismo por la transferencia, pero hay duras opiniones sobre su rendimiento, su condición de promesa e inclusive su edad.
El columnista Jonathan Wilson, en el prestigioso diario The Guardian, ha puesto el dedo en la llaga en un análisis en el que se refiere así a su llegada y a la de los otros refuerzos, Allan y Doucouré: "parece que todavía hay dinero disponible para los fichajes, con Abdoulaye Doucouré, Allan y, el más grande de los todos los chicos perdidos, James Rodríguez".
La queja principal de su análisis es que la situación financiera del club de Liverpool no es buena, que arrastra desde 2019 una pérdida de más 110 millones de libras esterlinas y que tiene la tasa más alta, del 85 por ciento, en su relación de salarios/volumen de negocios. Por eso no entiende cómo se sigue fichando a jugadores veteranos y costosos como James.
"La economía sensata dicta que los clubes del nivel del Everton deberían elegir jugadores jóvenes de las ligas y clubes de clasificación media de Europa, un centrocampista de 22 años de Augsburgo, tal vez, un extremo prometedor del Benfica o un joven defensor rápido de Metz, desarrollarlos y venderlos con ganancias tres o cuatro años después. Pero una y otra vez, el encanto de los jugadores que salen de la élite resulta demasiado grande, por lo que terminan con un equipo poblado por Theo Walcott, Moise Kean, Alex Iwobi, Gylfi Sigurdsson, Fabian Delph y Lucas Digne".
La crítica es al club como primer responsable. Pero al hablar del zurdo no se anda con rodeos: "Él ejemplifica los peligros de lo que puede suceder cuando el presidente de un club ve a un jugador durante un torneo importante y decide que su marca debe tenerlo", en alusión a la obsesión de Florentino Pérez de llevarlo a Real Madrid, como una promesa que, al menos para el analista, sigue sin explotar.
Tras recorrer su carrera, sus 13 goles y 13 asistencias en su primera temporada de blanco y su trayectoria con el actual DT de Everton asegura: "Ancelotti se fue después de un año y su reemplazo, Rafa Benítez, nunca pareció confiar en el ritmo de trabajo o la disciplina táctica de James. Fue cedido durante dos años al Bayern, luego dirigido por Ancelotti. Una vez más, su primera temporada mostró destellos de promesa: siete goles y 11 asistencias, pero Ancelotti fue despedido a finales de septiembre y James se convirtió, con justicia o no, en un emblema de su régimen y de su percibida suavidad".
Asegura que un Zinedine Zidane prágmático no "encontró lugar para él" y que "al llegar a sus 20 y lo que debería ser su mejor momento, James, quien hace seis años parecía el prospecto más emocionante de su generación, ha comenzado 18 partidos de liga en dos temporadas".
Y no es lo más demoledor: "¿A dónde más iría sino al Everton? Ningún contador lo firmaría, un activo decreciente con salarios altos que acaba de cumplir 29 años, incluso si su tarifa inicial es de 20 millones de libras. No tiene ningún sentido financiero".
Dice el columnista que se entiende que James e incluso Allan fueran corriendo a Everton, que conocer a Ancelotti y tener un contrato favorable lo justifica y que sería buena noticia de no ser por lo altos que son sus salarios.
"James se siente como una apuesta justificable, incluso bienvenida, pero al Everton probablemente le vendría bien algunos mediocampistas más de 22 años de Augsburgo, extremos prometedores del Oporto o jóvenes defensores rápidos de Metz. Y quizás, por fin, James pueda escapar de los sueños dorados de su juventud para convertirse en algo significativo en el presente", concluye.