Champions League

Ni Díaz ni nadie puede evitarlo: Real Madrid es campeón de Champions

El colombiano fue titular en un Liverpool que atacó sin pausa pero chocó con un enorme Courtois.

Luis Díaz en final de Champions Foto: EFE


28 de mayo 2022, 04:33 p. m.
Real Madrid es campeón de Champions League. Pasó 14 veces ya, pasa siempre con un equipo que parece diseñado para imponerse en este, su torneo fetiche. No importa cómo llega, si sufre o no, de hecho es mejor cuando logra gestas en el camino a la final. Y no importa qué tan bien juega el oponente. La suerte en Champions es siempre blanca.
Un gol de Vinicius Jr sentenció a un Liverpool que luchó, que insistió de principio a fin, que soñó con un Luis Díaz por primera vez en esta instancia, pero que se estrelló no solo con la historia merengue sino con el imbatible Courtois. Fue un 1-0 clavado, innegociable, todo apoyado en el arquero belga, figurón del título.
Y era un el arranque como se esperaba: Liverpool dueño de la pelota y la propuesta, Real Madrid agazapado, cerrando todos los caminos al tridente de Mané, Salah y Díaz y esperando, más que otra cosa.
La primera pelota que fue a las manos de Courtois, a los 17 minutos, fue de Thiago -el que hasta última hora no iba a jugar por lesión-, previo intento de Díaz a pase de Mane y antes de Salah, a quien por centímetros le quedó atrás la pelota en gran servicio de Henderson. Una más tendrían los de rojo con el egipcio, en otro pase de mane que acabó rechazando bien arriba Courtois.
Y entonces, el palo: un fenómeno fue el regate de Mane para abrir espacio y meter el riflazo que rozó Courtois antes de que se estrellara en el palo. ¡Sustazo merengue!
Justo intentaban despertar los españoles, saliendo por la banda con Vinicius, cuyo centro a Benzema lo cortaba Allison Becker de puro grandote que es y a los 30 volvían a pasar con peligro el medio campo en un pase largo al brasileño, que en un derroche de talento tapó Alexnder-Arnold.
Volvía la ola roja y Konaté se animaba a ir hasta el borde del área rival en una jugada que acabó con el cabezazo de Salah a manos de Courtois, siempre donde le toca, siempre metido en el juego, preciso. Justo el Madrid metía miedo en un cambio de frente a Vinicius que le cortaban a tiempo y se enredaban solos los de rojo, incapaces de sacar el balón de su área.
Intentaba Fabinho desviado, Mane sin ángulo, Henderson muy abierto y a Díaz se le iban los minutos sin zafarse de un Carvajal agobiante, pero vendría la polémica cuando Benzema se soltaba de toda la marca en otra mala comunicación del portero Allison Becker y Konaté, venía el rebote definía la jugada y duraba una eternidad la revisión del VAR: fuera de lugar, el alma volvía al cuerpo rojo. Terminaban los primeros 45 con un Liverpool que desaprovechaba su gran inicio y un Madrid conforme con su plan, sabiendo que terminaba mejor que su oponente.
El complemento arrancaba con otro mano a mano que le ganaba Carvajal a Díaz, con una muestra de sacrificio del guajiro volviendo a tapar la banda y con un centro débil pero justo a Mané, quien no pudo rematar. Pedían una falta de Díaz a Militao que no era... o sí, pero del brasileño en contra del atacante y de nuevo aparecía frente al arco Salah pero le bloqueaba Alaba (pegaba en la mano pero era involuntaria). Entonces, el premio al entusiasmo español: Valverde remató y la pelota le quedó a Vinicius, precisa para empujarla a espaldas de Alexander-Arnold.
El intento de reacción de Liverpool era un remate cruzado de Salah al que voló Courtois; se tenía que ir Díaz, sin el brillo habitual, para darle paso a Jota y otra vez el belga salvaba el que parecía gol del egipcio a los 68, otra brillante acción de un arquero que no solo parece ganar partidos... también títulos.
Metía mano Klopp con Firmino y Keita al campo por Henderson y Thiago y a los 79 de nuevo salvaba Courtois en la veloz llegada de Jota, asociándose con Salah. El problema, además del impecable tipo del arco, era el reloj: ya solo quedaban diez minutos para la gesta del empate. Porque justo ahí volvía Courtois a sacarle un gol casi cantado a Salah, en un lujo del egipcio para encontrar el ángulo, y claramente lo abrazaban todos al portero. Una de las orejas de la 14 era suya, sin duda.
Perdonaban entre Benzema y Vinicius en el contragolpe a un equipo jugado en campo ajeno y era implacable el cronómetro con un Liverpool que, aún jugando hasta el lunes, iba a seguir insistiendo, luchando, estrellándose una y otra vez con el gigante Courtois. La final de la Champions League la ganó Real Madrid... no importa cuánto insistas, cuánto sueñes, qué tan bien juegues... no importa cuándo lo leas.
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