Amargo adiós de Mbappé a PSG: otra estrella que fracasó en Champions

Se va. Nadie en París lo duda. Se va cuando él quiere, no cuando la industria lo decide y eso ya lo hace un revolucionario del fútbol. Pero no por eso habrá redención. No pagó nunca su deuda. 

Kylian Mbappé ha firmado este martes su prácticamente seguro adiós a PSG, el club que se hipotecó entero a sus designios y que ahora lo verá partir sin dejar un solo euro en las arcas y, lo que es peor, sin cumplir el objeto de su contrato, que nunca fue ser el rey del fútbol local -eso era fácil-, siempre fue la Champions League.

El delantero récord de la Ligue 1 quería irse de su su ciudad natal con la tan anhelada Orejona en la vitrina de su equipo, esa por la que los propietarios cataríes pagaron la friolera de 180 millones de euros al Mónaco pensando que era el 'joven maravilla', campeón mundial con Francia en Catar, el elegido en 2012.

Y sí, fue goleador histórico del club y lideró la tabla de artilleros en seis de las siete temporadas en las que vistió la camiseta del PSG, consiguió 18 títulos, pero la afición sigue sin concederle el rol de ídolo. ¿Por qué? Siempre sintieron que no estuvo a la altura a la hora de los retos más grandes y se resisten a dejarlo en el olimpo en el que habitan el brasileño Rai, el portugués Puletta y hasta el italiano Marco Verratti.

Eso y la incómoda situación de ver cómo, cada vez que se acercaba la expiración de sus contratos, se montaba en una ola de expectativa, como esperando a que le rogaran que siga, terminó por asignarle el rótulo de 'pesetero'.  Ya en 2019, cuando Manchester United hizo lo que el Borussia Dortmund acaba de firmar, una nueva eliminación de PSG, se quiso ir, harto de todo. Y hoy, en 2024, ya la decisión parece irreversible. 

La deuda le quedó pendiente igual que a Messi, a Neymar, a todos los rutilantes jugadores que fueron siempre eso, más figuras que equipo. Se irá Mbappé y la vida seguirá y ya se habla de Yamal y hasta de Luis Díaz como potenciarles reemplazos. Por fortuna para ellos, antes y después del muchacho, el dinero no faltará.