Atalanta remontó, supo sufrir y se dio el lujo de goles de gran factura, cortesía de sus fichas colombianas.
El equipo de Gasperini empezó desconocido pero los cambios y la inspiración de Zapata y Muriel abrieron la senda de una victoria necesaria, por la estabilidad interna y para el ascenso en la tabla del Calcio.
No despertaba todavía Atalanta de su molestia interna, producto de la no convocatoria de 'Papu' Gómez por decisión del DT Gasperini y de la decisión de relegar a Ilicic, su reemplazo ideal, cuando ya Roma le cobraba la distracción: Dzeko aprovechaba el servicio de Mjitaryan y a los 8 minutos ponía al visitante en ventaja.
No podía Zapata, de pelea con la red, en sendos intentos en los que faltó ubicación más que nada.
Para el comienzo del segundo tiempo Malinovskyi se asomaba con un remate muy pegado al palo y ya estaba Ilicic en el campo, para tratar de corregir la ineficiencia en el primer episodio, y a los 52 parecía que lo lograba, aunque al intento le faltaba una pizca de potencia. También hay que decir que a los 54 era Atalanta el que se salvaba gracias a la gran atajada de Gollini.
Y entonces la historia de angustia se volvió felicidad pura: a los 58 el premio a Duván para la reconciliación con el gol nació de una tremenda asistencia de Ilicic y de media vuelta soltó un remate el colombiano, al que por fortuna no llegó el arquero, so pena de lesionarse con la tremenda fuerza que le metía al remate.
Gosens redondeaba la recuperación al aparecer como un fantasma a los 69 para el centro impecable de Ilicic que acabó en el 2-1 de la remontada parcial.
Al 71 llegaba Muriel al juego y se iba Zapata, figurón. Y aparecía como siempre puntual a la cita con el gol: en el pase profundo le movió el cuerpo al arquero y lo desubicó y se abrió el espacio para el 3-1... ¡en la primera pelota que tocó!
Al cierre era Ilicic, el hombre que le cambió la cara al partido el que sentenciaba el juego con un lindo tanto para el 4-1 final, que es un bálsamo para todo lo que pasa en un Atalanta. Ahora, con opciones, inspiración y al ambición que ha sido sello del equipo de Gasperini, todo parece dispuesto para pasar la página.