Era el partido para no fallar y falló, como en Europa League contra Atalanta y como contra Crystal Palace en Premier, y el título que verdaderamente anhelaban los rojos se está escapando de las manos, en esa sensación de impotencia y desconcierto tan difícil de explicar en una de las mejores nóminas del viejo continente.
Perdió y perdió bien, con justicia. Liverpool cayó en el derbi por 2-0 contra un Everton atrevido, cerebral y astuto para capitalizar las carencias que ahora todos reconocen en los de Klopp y explotan a placer. Las fallas defensivas, que no son nuevas, fueron un lastre demasiado pesado, en un ataque con Núñez y Díaz y Salah que volvió a ser inofensivo y predecible y que facilitó la victoria de los 'toffees', que celebran Arsenal y Manchester City a rabiar.
Era vértigo puro desde el pitazo, con llegadas en cada arco, una intervención del VAR que salvó a Alisson Becker de cometerle penalti a Calvert-Lewin (estaba en fuera de lugar el atacante) y una milagrosa salvada en la raya de Godfrey cuando Salah le servía el gol a Núñez. El mismo Godfrey cabeceaba desviado cuando tenía el arco servido y era un derbi con todas letras el arranque en Goodison Park.
Becker salvaba de puro reflejo una opción más a los 16 en el mano a mano con Calvert-Lewin pero ya no tendría mucho que hacer a los 27, cuando los errores defensivos rojos volvieron, entró solo Brainthwaite y venció al portero sin mayor oposición.
Y se puso peor porque, en vez de rematar la primera parte con ocasiones claras de empate, era el Everton el que se metía con coraje en el juego y a los 58 ampliaba la ventaja a 2-0, con una llegada limpia, sin sombra de Alexander-Arnold por ninguna parte, para que Calvert-Lewin celebrara a rabiar.
Quería Liverpool pero ahora sí se encerraba el local en su terreno sin pena para defender la ventaja que le salvaba la categoría. Intentaba Salah, otra vez nublado, impresivo era el lateral derecho y contagiaba a Robertson por la otra banda, poco de Núñez y el reloj que marchaba contra el interés de los 'reds'.
Solo Díaz parecía animarse con un remate tremendo que se le estrelló en el palo y otra vez a correr sin chispa, sin la precisión de antaño. Elliot tendría una más que le sacó Pickford arriba contra el travesaño y poco más. ¿A dónde se fue el equipo intenso, punzante, letal?
El reloj sería aliado de la causa de los 'toffees', que celebraban la primera victoria en un derbi desde 2010, sin darle respiro a un rival otra vez espeso, agotado, hundido.
¿Adiós a la Premier?
Ahora la Premier League se aleja tal vez de manera definitiva: Liverpool tiene 77 puntos, dos menos que Arsenal, que sí ganó, y solo uno más que Manchester City, pero con dos partidos menos los 'ciudadanos'
¿Se ha despedido Liverpool de la Premier con la que querían despedir a Klopp? Salvo una debacle, todo parece indicar que sí...