Hace 173 días, en pleno partido Dinamarca vs Finlandia por la Euro 2020, un hecho quedó marcado en la memoria de millones de aficionados: Christian Eriksen se desplomó en el campo, víctima de un ataque cardiaco.
La oportuna reacción de su compañero Simon Kjaer y de los médicos que lo atendieron en el campo le permitieron salvar su vida. Fueron largos minutos de angustia, de su familia en la gradería, de miles de aficionados temiendo lo peor, pero salió consciente y con una mano levantada, con destino a un hospital.
La historia de su milagro tiene ahora un nuevo capítulo. El danés, después de someterse a una cirugía para implantarle un desfibrilador en el corazón que puede ayudarle si llegara a sufrir un nuevo infarto, ha ido retomando la normalidad lentamente y con la vigilancia permanente de los especialistas. Este es el momento en que se reporta de nuevo en una cancha de fútbol.
Fue una práctica en solitario, un trabajo muy suave, con balón, pero sin incurrir en excesos. Se trata de un avance muy significativo, después de todo lo que le sucedió.
Según le confirmó el Odense de Dinamarca a Reuters, "él se acercó a nosotros y ahora está entrenando solo. Es natural para él, ya que jugó aquí en su juventud y vive a la vuelta de la esquina. Estamos muy contentos de poder brindarle instalaciones de entrenamiento".
En efecto, fue el equipo desde donde salió al Ajax en 2008 y luego al Tottenham, inscribiendo su nombre entre los mejores atacantes de Europa.
¿Qué sigue ahora? Primero, más pruebas médicas para saber si su cuerpo resistirá el rigor del entrenamiento y para tomar una decisión sobre su futuro.
Eriksen sigue siendo parte del Inter de Milán, pero hace 5 meses está fuera de la disciplina del club, recuperándose sin presiones de su grave problema. Lo primero es saber cómo evoluciona su salud. Todo lo demás puede esperar.