¡Respiró! Porque había mucha presión, porque no ganaba en casa desde mayo y porque el partido fue una constante lucha de Celta, que tuvo que esperar al tiempo de adición para celebrar.
El equipo de Coudet se impuso por 1-0 y se alivió en la tabla de posiciones y en la lucha por el descenso, mientras Granada dejó una pobre imagen.
Era el duelo entre Jeison Murillo, zaguero de Celta, y Luis Suárez y Carlos Bacca, dupla de ataque de Granada, que tuvo además a Santiago Arias como suplente.
Celta se adueñaba de la pelota pero sin profundidad al inicio, pero era Granada más peligroso en el contragolpe: a los 23 llegó por primera vez Granada en una salida de Suárez, cuyo centro no encontró buen destino, y a los 27 con Bacca, a quien le madrugó Tapia, con golpe y todo, antes de permitirle el remate.
Santi Mina fue el primero en animarse, a los 33, en una llegada frontal a manos del arquero.
Y el complemento fue un largo tedio, un tránsito de pelotas sin peligro en los arcos, muy conveniente para el interés del visitante, hasta que apareció el error: penalti contra Santi Mina, pero en el cobro de Iago Aspas se estiró de manera impresionante el arquero Maximiano para evitar la caída de su arco.
Bacca se fue a los 67 y el portero del atajadón también cedió su lugar a Aarón a los 76 y el tiempo se fue con un Celta haciendo méritos para su anotación y un Granada suya única apuesta fue aguantar. Bueno, aunque en rigor no porque a los 90+1 llegó la más clara del visitante, con doble atajada de Dituro, uno clarísimo al colombiano Suárez.
Pero al final hubo justicia para Celta, que buscó más y acabó celebrando a los 90+4, un remate fuerte y cruzado, que superó al portero y supuso el 1-0 final, agónico, sufrido. Pasaron en blanco, lamentablemente, los atacantes colombianos y acabó siendo Murillo el que, al final, pudo sonreír.