Un sonoro aplauso le brindaron los hinchas de Liverpool al arquero alemán Loris Karius, el desafortunado protagonista de la final de Champions League que ganó 3-1 Real Madrid en Kiev.
Y fue ese el momento en que el joven alemán, de 24 años, se quebró. Se pasó una vida soñando con el partido que todos sus colegas anhelan y en un pestañeo se le volvió pesadilla.
Fue él quien le regaló a Benzema el primer tanto del partido, cuando quiso sacar de manotazo y le regaló la pelota al francés, que lo castigó con un cabezazo.
Nadie recuerda que le atajó a Isco una opción clara y otra más a Benzema. Porque su siguiente acción fue ponerle las manos débilmente a un potente remate de Bale para el 3-1 final.
Demasiado expuesto quedó el arquero, quien con sus errores terminó siendo determinante en el sueño del sexto título para Liverpool.
Y no es que ese joven portero, hecho en el Mainz y parte del equipo británico desde la temporada 2016-2017, haya encontrado sobre la hora la titularidad. Hay que decir que atajó en 19 partidos de Liga, los mismos que Mignolet, pero que en Champions fue el dueño del puesto, con 13 encuentros desde el vamos, frente a sólo dos del belga.
Pero después de tanto esperar, la de Kiev no fue su noche. Fue tan difícil lo que le pasó que compañeros y rivales acabaron buscándolo para consolarlo, mientras él lloraba como un niño, ese que soñó mil veces con vestirse de héroe en una final de Champions League y salió como villano. Será esta una noche que él no querrá recordar nunca.