Casi a diario se conocen revelaciones desoladoras sobre los últimos días de Diego Armando Maradona.
La investigación judicial, que tiene en vilo a los médicos responsables de su salud en sus últimos meses de vida, ha ido poniendo en conocimiento público una cantidad de detalles que ratifican las denuncias de los familiares del jugador, quienes hablaron de descuido y poco profesionalismo de quienes estuvieron hasta el final a su lado.
Por ejemplo, Griselda Morel, psicopedagoga de Dieguito Fernando, hijo del Diez, declaró ante la justicia que la cocinera de la casa, Milagros Rodríguez, conocida como 'Monona', le hizo varias confesiones: "nos empezó a contar que por ejemplo uno de los custodios, no dijo cuál, le pisaba las pastillas y se las ponía en la cerveza para que no joda de noche. Como Diego no dormía, hacía eso con las pastillas a demanda de Diego. Todo era demanda de Diego. Si Diego se levantaba a las 9 de la mañana y pedía cerveza se la daban", aseguró.
Morel explicó que el ídolo ya no quería ver a nadie y que había un masajista en la casa que le confesó: "Sí, viste, porque no camina y puede hacer un edema cardiopulmonar y cagarse muriendo".
La mujer aseguró que fue varias veces a la casa donde murió Maradona y que era francamente desagradable estar allí: "un domingo el custodio estaba haciendo asado y Charly tomando vino con Diego en la mesa de almuerzo. Verónica esperó a que Diego se vaya al baño y justo llegó en anestesista que le dio un suero mágico. Verónica habló con Charly y le dijo por qué le daba vino, que no tenía que dárselo. Éste le dijo que sólo era una copa y ella le dijo que no era su amigo, sino empleado. La casa de Diego siempre era una mugre, un asco, todo desordenado, la heladera revuelta".
Finalmente detalló: "una vez Diego tenía como una quemadura en el omóplato hasta el intercostal. Charly decía que era normal que Diego se cayera, que estaba acostumbrado. Verónica le mando a poner unas barandas de apoyo porque no se sostenía en el baño".