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El cambio extremo que impone Jorge Luis Pinto en Junior
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El cambio extremo que impone Jorge Luis Pinto en Junior

El DT santandereano tiene sorprendido a más de uno en el plantel 'tiburón' por su forma de trabajar.

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15 de junio 2011 , 04:50 p. m.

Dos horas después de un exigente entrenamiento, con instrucciones aquí, gritos allá, indicaciones a la delantera, órdenes a la defensa y dibujos tácticos a todo el grupo, Jorge Luis Pinto viene saliendo de la cancha Adela de Char en Sabanilla. Ya sus jugadores se fueron a las duchas y él sigue cuadrando cosas con su asistente y tocayo, Jorge Alcázar.

Suda a chorros y su uniforme está tan sucio como el de uno de sus dirigidos. Los periodistas esperan en la sombra para abordarlo. El entrenador del Junior, rojo como un tomate a pesar de la crema bloqueadora en su rostro, se detiene y avisa: "Si me van a entrevistar, vengan para el sol".

El impresionante calor y la insoportable humedad que azotan por estos días a Barranquilla arrugarán a John Viáfara y a cualquier otro jugador rojiblanco, pero a Jorge Luis Pinto nada lo tumba cuando de trabajar se trata. Parece en su salsa. Como buen santandereano, de esos que se rompen el cuero de sol a sol en una tienda, labora el nuevo orientador.

El estratega es el primero en llegar a las prácticas y el último en marcharse. "El 'profe' es orden total, desde que llegó tenemos claro lo que vamos a hacer todos los días. Y cumple todo, no inventa ni deja de hacer nada de lo que programa", comentó un integrante del equipo que prefirió mantener su nombre en reserva.

Aquella frase de cajón de los futbolistas, "hay que trabajar duro para conseguir el objetivo", sí se cumple con el estilo Pinto.

"El trabajo del profesor es exigente, es único en Colombia, se puede decir que en el mundo. Se preocupa por todo, trabaja defensores, volantes, delanteros y hasta los arqueros. Hay que entrenar fuerte con él", dice Braynner García.

En las prácticas matinales el balón es indispensable. Los ejercicios son físicos, técnicos y tácticos al mismo tiempo. La tarde se dedica más a la resistencia. "No ve uno el balón", expresa García.

Pinto no deja nada al azar y está pendiente de cada detalle. Un día antes del inicio de la pretemporada ordenó cambio de toallas a los jugadores y hasta revisó el estado del bus en su interior. Dialogó con utileros, trabajadores de la sede y el conductor. Ya conversó con Petar Kosanovic, director de las divisiones menores, y permanentemente se reúne con los directivos. Se puso manos a la obra desde que lo nombraron técnico del Junior y no ha parado.

Tampoco los jugadores, que están experimentando un cambio extremo en una preparación que seguramente se verá reflejada en la cancha cuando arranque la competencia.

Junior no entrenaba a doble jornada desde las épocas de Julio Comesaña. Diego Umaña y Óscar Quintabani solo empleaban una. "Yo les dije que iba a ser duro el cambio", dijo Pinto. "Pero he visto muy buena adaptación", asegura.

Luego de la salida de Viáfara, que se quejo y se mostró en desacuerdo con la forma de trabajo de Pinto, tres de las figuras del equipo parecen tranquilos con 'la trilla'. Por lo menos de dientes hacia afuera. "En las pretemporadas de Europa, en los primeros 20 días, siempre hacíamos triple jornada, así que no pasa nada ahora", manifiesta el arquero uruguayo Sebastián Viera. "El primer día costó, pero ya me estoy amoldando", dice el delantero Carlos Bacca.

¿Y Giovanni Hernández? "¿Acaso a mí no me gusta entrenar? Claro que tengo ganas", respondió el volante creativo a EL TIEMPO. "Está trabajando muy bien", destacó el técnico.

Rafael Castillo Vizcaíno
Corresponsal de EL TIEMPO
Barranquilla

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