Los jugadores, dirigentes y un grupo de hinchas 'pincharratas' alzaron el trofeo de la 50ª edición de la Libertadores con las tribunas del Mineirao sin público, apenas unos 3.000 hinchas argentinos. El triunfo fue más festejado porque fue de atrás, luego de ir perdiendo 1-0 y porque completa un ciclo de cuatro títulos tras 40 años de sequía.
Ya un par de minutos antes del pitazo final cientos de hinchas abandonaban presurosos las tribunas del Mineirao que al momento de la vuelta argentina ya había desagotado a los casi 65.000 hinchas presentes y que habían preparado una gigantesca fiesta anticipando el título.
Los argentinos recibieron la copa en el centro del campo y enseguida salieron saltando antes de dar la vuelta sumándose a un grupo de simpatizantes que lograron introducirse por el foso de entrada al campo..
El conjunto dirigido por el técnico Alejandro Sabella y capitaneado por el experimentado volante Juan Sebastián Verón, de destacada labor, luego fue a brindar la copa a los hinchas albirrojos que estaban apostados bajo el techo de una de las tribunas populares agitando decenas de banderas y gritando a más no poder.
Ya no había hinchas del Cruzeiro lanzando insultos contra Verón y los argentinos, y los jugadores locales abandonaron enseguida el campo en lágrimas y cabizbajos sin siquiera lucir las medallas de vicecampeones.
AFP