Opinión

Son como niños

Columna de Julián Capera respecto al “divorcio” entre Jarlan Barrera y el Junior.

Julián Capera Foto: Archivo particular


05 de agosto 2022, 12:30 p. m.
Con la inteligencia emocional y el sentido común del tipo que toma su arco y dispara una flecha hacia el sol. Lenny (Adam Sandler), Eric (Kevin James), Marcus (David Spade), Kurt (Chris Rock) y Rob (Rob Schneider) juegan a eso en la película de Dennis Dugan. Gana el más ‘valiente’, que a veces es el más inocente y a veces el más torpe. Gana el último en abandonar su posición.

Jarlan Barrera protagoniza la escena más reciente. Seguramente con la sangre todavía caliente por los insultos recibidos en su última visita al Metropolitano jugando con la camiseta de Atlético Nacional, lanzó un par de dardos contra el escudo del equipo que lo terminó de formar y le permitió su debut profesional. El equipo del cual, hasta hace algunos años, decía ser hincha.
Un divorcio de hace rato que se terminó de notarizar esta semana. Una historia que en algún momento pintó para idilio eterno, pero no fue más que un amorío que ya murió. Y es verdad, Jarlan no ha recibido precisamente rosas de la hinchada del Junior en el tiempo reciente, pero ¿quién es el adulto aquí?

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El samario arrancó diciendo: “Llegar a Nacional era un sueño que tenía desde hace rato, el sentir jugar en el mejor equipo de Colombia”. Hasta ahí, todo perfecto. Hay muchas razones para sostener que el conjunto paisa goza de ese estatus: títulos internacionales, estrellas locales, hinchada e historia. Además, el jugador es libre de desear estar en cualquier lado y manifestarlo públicamente.
El lío vino cuando evocó sus lágrimas recientes, derramadas al conseguir con un gol de último minuto la estrella 17 para Nacional: “Lo sentía cuando estaba en Junior, donde perdíamos finales, donde el sentimiento de llorar que uno sentía antes era diferente porque uno salía llorando, pero era perdiendo las finales”.
Jarlan es un niño de mala memoria. Olvidó, mientras vertía sal en esa herida, que él también fue responsable de causarla: falló un penal que significaba un título de Copa Sudamericana. Olvidó también que en Barranquilla algunas lágrimas fueron dulces: cosechó tres títulos con Junior (una liga y dos copas), más de lo que hasta ahora ha conseguido con Nacional.
Un niño que siente que, para ganar más terreno en el corazón de su novia actual, debe hablar mal de su ex. Y no necesariamente funciona así. Para conquistar de verdad la hinchada de Nacional -que bien sabe de ídolos y referentes- hay que seguir haciendo mucho más. Jarlan se equivocó. Olvidó mientras tensaba su arco que la flecha disparada al sol siempre regresa. Sobre todo si eres el último en correr.
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