El curioso caso de Juan Pablo Ramírez: ¿Hasta cuándo una promesa?

Juan Pablo Ramírez es como ese personaje de los las tiras cómicas, Dos Caras: enorme cuando quiere, oscuro cuando no.

Este martes estuvo 58 minutos en la cancha de El Campín el creativo que espera Nacional hace varias temporadas, en la segunda salida del equipo en el torneo Fox, frente al América.

Una opción de gol, una con lujo, quitándose de encima a un marcador y al propio arquero Cadavid antes de que su remate pegara en el travesaño, tuvo en el primer tiempo. Pero no fue todo: buena asociación con Lucumi, cobros peligrosos en pelota quieta y movilidad por el sector central de América tuvo el jugador, que ilusionó, que movió a su equipo.

Pero otro fue después, sin la pelota: se perdió, no la pidió, no salió a buscarla, la vio pasar, no la quiso.

Y lo preocupante es que no es una historia nueva: el talentoso zurdo antioqueño pasó todo el 2018 con solo 13 partidos (12 en Liga, uno en Copa, un solo gol) y no llegó a consolidarse con Almirón, aunque sí dispuso de algún protagonismo en la interinidad de Herrera.

A sus 21 años tenía una oportunidad dorada antes de la decisión del TAS de autorizar a Nacional a inscribir jugadores. Pero ahora, después de todo, depende de él no convertirse en un cambio fijo para Autuori, que no es ni la mitad de explícito que 'Pecoso' Castro pero habla con sus decisiones: al minuto 58 lo sacó del partido contra América y lo cambió por Yulián Mejía. ¿Mensaje? ¡Hay que despertar ya!

Un frío choque de manos, a la misma temperatura que la brisa helada en la tribuna de El Campín, selló la noche para el DT y el llamado a ser líder creativo en el equipo más ganador de Colombia.

Puede ser apenas una señal en la pretemporada, pero es así, con una leve pero constante llovizna, como empiezan las peores tormentas.