En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de
terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística,
optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada
con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa
navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo
deshabilitarlas u obtener más información
aquí
Conozca por qué la Tierra se llama así.Foto: iStock
Por:
Rodrigo Acuña
04 de septiembre 2024, 09:42 a. m.
Muchos se preguntarán por qué la Tierra lleva este nombre, ya que estamos hablando de un planeta que está compuesto por el 75 por ciento de agua. Siguiendo la lógica de que si el mundo estaba destinado a ser nombrado en base a su elemento más abundante, el ideal para la Tierra hubiese sido “Agua”. Sin embargo, esto no fue así y finalmente se le atribuyó el que ya todos conocemos y hoy le contaremos por qué.
Varios de los cuerpos del Sistema Solar tienen nombres extraídos de la mitología debido a que en su momento, se había convertido en una tradición, por lo que cada planeta tiene el nombre de una deidad griega. Sin embargo, nuestro planeta es una de las excepciones y es que de acuerdo a lo que indica BBC, la Tierra se llama de esta manera porque nuestros ancestros buscaban nombrar, principalmente, el suelo debajo de sus pies.
La Tierra no tiene nombre de deidad griega.Foto: iStock
¿De dónde vienen los nombres de los planetas, además de la Tierra?
Según explican en National Geographic, los cuerpos celestes de nuestro Sistema Solar reciben los nombres de los dioses griegos, quienes cambiaron de nombre a Júpiter, Saturno, Mercurio, Neptuno, Marte, Venus, como consecuencia de las campañas militares del Imperio Romano. Otras formaciones estelares, satélites e incluso galaxias enteras son identificados a partir de los mitos de la cosmonogía grecolatina.
¿Quiénes fueron los que nombraron a los planetas de esta manera por primera vez?
Desde un principio, tanto los griegos como los romanos fueron observadores atentos del firmamento. Ambos pueblos, cada uno con fines específicos, fueron los encargados de diferenciar a los planetas con las demás estrellas del Sistema Solar. Desde entonces, según cuenta el medio citado, fueron los romanos quienes asignaron los nombres de sus propias deidades a los cuerpos celestes.