En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de
terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística,
optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada
con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa
navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo
deshabilitarlas u obtener más información
aquí
Lewis Hamilton no olvidará el Gran Premio de Eifel de este 11 de octubre. Ganó en la pista de Nürburgring, se consolidó como líder de la temporada e igualó el récord de 91 victorias que ostentaba en solitario el alemán Michael Schumacher.
Y qué mejor que cerrar un día especial con un regalo único y especial. Fue, probablemente, el momento más emotivo del fin de semana en la pista alemana. Hamilton, séxtuple campeón y que va en busca de la séptima consagración en este 2020 para alcanzar el otro récord del histórico Schumacher, estaba procesando su alegría y respondiendo preguntas en la habitual rueda de prensa con los pilotos que ocupan el podio, cuando de pronto vivió una experiencia que recordará de por vida.
“Mira a tu izquierda”, le dijeron. Giró y por allí apareció Mick Schumacher, hijo de Michael, y tras felicitarlo por el récord que acababa de conseguir, le regaló un casco de los que usaba su padre en los tiempos de gloria en la Fórmula 1. “Enhorabuena, este es un récord de todos y me siento muy honrado”, le dijo Mick al británico. El gesto fue acompañado de un saludo entre ambos y Hamilton no pudo contener la emoción. Miraba y miraba el casco rojo de uno de los más grandes de la historia de la categoría. Lo exhibía en lo alto, como si fuese un nuevo trofeo por victoria, aunque este premio no tenía comparación alguna. Era el símbolo de un enorme campeón que el 29 de diciembre de 2013 sufrió un grave accidente mientras esquiaba en los alpes franceses y desde entonces permanece internado y en rehabilitación, con pocas precisiones sobre su estado.
“No sé qué decir. Es un momento muy especial. Crecí viendo los triunfos de Michael, lo idolatraba por la calidad de piloto que era, lo que conseguía hacer año a año, semana a semana con su equipo, carrera a carrera, y soñaba en ser como él. Muchas veces hasta me imaginaba compitiendo contra Michael, como si fuera un juego, algo que después finalmente sucedió. Ver esa etapa dominadora, no me podía imaginar igualar a Michael en términos de récord. Es increíble. Me llevará tiempo acostumbrarme. Tener este presente, en este día en el que conseguí igualar su récord de victorias, es muy especial y agradezco este regalo. Es un honor. No podría haberlo hecho sin mi equipo”, dijo Hamilton. Que minutos más tarde, camino al podio, seguía mirando el casco con especial admiración.