¡Heróico! Liverpool goleó y sacó a Barcelona de la final de Champions

Liverpool llegó herido, sin varios hombres clave, con un 3-0 en contra, herido pero no vencido. Barcelona llegaba con una ventaja considerable y pensaba en administrarla. Pero la película de la ilusión se convirtió en terror puro cuando el equipo de Klopp encontró los goles de la remontada y acabó imponiéndose por 4-0 para clasificarse a la final y dejar fuera a Messi y compañía.

Decía Klopp que todo puede pasar cuando estás en Anfield y el mensaje lo copiaron sus pupilos: un error de Jordi Alba en el cabezazo hacia su área terminó en el remate de Henderson, para provocar el al rechazo defectuoso de Ter Stegen, y de la nada apareció Origi para levantar de sus sillas a los ilusionados hinchas locales. ¡Minuto 6 y empezaba el descuento!

Despertaba Barcelona al 16 para aprovechar que el rival estaba jugado: lo intentó primero Suárez para exigir a Alisson y un instante después Messi, con un remate cruzado a manos del portero.

Robertson estrellaría un balón en el cuerpo de Ter Stegen al 22 y Liverpool entero apostaba a balones profundos a espaldas de Piqué, intentando ganar de velocidad.

El lío es que por arroparse la cabeza se descubría los pies: al salir en masa dejaba mucho espacio libre en su terreno para el ataque libre del rival, que aprovechaba Messi para encontrar a Suárez, Rakitic y hasta Vidal en predios de Allison Becker.

Tomó el control el visitante y se salió Robertson del libreto en un remate que a tiempo desvió el luchador Vidal. Una más, rozando el palo, tendría Messi y otra Jordi Alba –salvó Allison- antes del descanso.

Y en ese camerino se fraguó la sorpresa. Un solo cambio hizo la diferencia. Wijnaldum reemplazó a Robertson y escribió otra historia en Anfield: de derecha castigó a l 54 a Ter Stegen y al 56, de cabeza, a cobro de Shaquiri, marcó el 3-0 parcial.

Acusó recibo de semejante golpe Barcelona y veía cómo rondaba en predios catalanes el fantasma de la Roma… Y Messi no encontraba caminos y no era el día de Piqué y cundía el pánico.

Entonces llegó el que parecía el puntillazo: Alexander-Arnold encontraba un sendero libre, ponía el pase al costado opuesto y Origi, el mismo que abría la senda en Anfield, celebraba el 4-0 que suponía el billete directo a la final. Locura total al minuto 79. ¡Locura!!!

El tiempo hacía lo suyo y la angustia se subía desde la propia cancha hasta las banderas de las tribunas. Cinco minuto se añadían y parecía una eternidad para la lucha de Liverpool y una ilusión más para el local.

¿Felicidad? Ese instante, ese minuto 95, en el que la fiel hinchada roja se abrazaba, incrédula y emocionada, en las graderías. ¡Champions en estado puro!!