Estrenarse como director técnico de la Selección Colombia, hacerlo en una eliminatoria mundialista y nada menos que frente al mito eterno de la altura de La Paz, es una ocasión única para que Leonel Álvarez demuestre su capacidad como estratega.
Semejante desafío debe caerle como anillo al dedo al antioqueño, un hombre de recio carácter que en su época de jugador nos hizo saber sin ninguna duda que está hecho para salir victorioso en batallas como la que librará el próximo martes contra Bolivia.
Para dirigir con éxito en La Paz se necesitan varios factores clave y a veces parece menos difícil que se alinien todos los planetas del sistema Solar. Primero, hay que saber preparar físicamente a un grupo de jugadores de diferente biotipo y que viven distintos momentos en su parte atlética.
Sin embargo, es más importante hacerlos sentir seguros mentalmente para que sepan correr durante 90 minutos bajo la presión de los 3.800 metros de altitud paceña, con un balón que allí es livianísimo y frente a un rival que intentará bombardearlos y hacerles sentir que es el único que sabe jugar en el techo del fútbol suramericano.
Por eso, además de acertar en la preparación física y mental, es fundamental no fallar en la estrategia. La más indicada, al parecer, es la de aguardar al enemigo con cautela, quitarle el balón, ponerlo a rodar al ritmo más conveniente y asestarle el golpe de gracia en el contraataque.
La estrategia es más importante que la táctica para afrontar partidos como el del martes en La Paz. Más allá de que Leonel elija un 4-1-4-1 o un 4-4-2 para medirse a Bolivia, será decisivo jugar los 90 minutos con inteligencia, vivacidad y concentración.
Si hay éxito en la estrategia, Colombia debe ganarle a Bolivia, a esta flojísima selección que ratificó, en su derrota 4-2 contra Uruguay, que tiene poco fútbol, pocos argumentos y que, si Leonel acierta, nos hará cantar victoria.
GABRIEL BRICEÑO F.
Editor de Futbolred.com
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