¡Sevilla campeón de Europa League! Triunfo vibrante contra el Inter

Un autogol desequilibró todo en un partido intenso, guerreado, lindo de disfrutar.

Sevilla vs Inter

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Foto: EFE

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21 de agosto 2020 , 04:49 p. m.

¡Sevilla, el invencible! Un título coronó una espectacular racha del equipo español, que protagonizó un partidazo contra Inter de Milán y se quedó con el título de la UEFA Europa League.


La victoria 3-2 refleja a dos equipos con intención de ataque, con ganas de dar espectáculo, sin ahorros y con valentía de principio a fin. Un autogol, es decir, el infortunio, desequilibró la balanza cuando cualquiera de los dos pudo ser un justo ganador.

Fue todo de película. En Sevilla van a tener que nombrar a un marcador para Diego Carlos en instancias definitivas: suya fue la falta que Lukaku cambió por gol a los 4 minutos, un cobro consecuente con su gigantesca presencia en el área, un riflazo que sí adivinó Bounou... como si sirviera de algo ante semejante potencia.

Lo cierto es que el equipo español tuvo la virtud de la dama que, con pocos talentos, atrapa a su galán: paciencia. No perdió la cabeza, pensó, tejió sin prisa su ataque tradicional por las puntas hasta que al fin Navas levantó la cara y metió el centro preciso a la cabeza de De Jong, quien anticipaba a un lento Godín (no es el de antaño) y en solo 7 minutos se igualaba de nuevo el marcador 1-1.

Lautaro deleitaba con un regate ante Navas y un taco de espaldas que nadie aprovechó, Ocampos y su tiro cruzado asustaba a Handanovic, se enredaba en la salida Lukaku y quería de cabeza De Ambrosio y así iba y venía la pelota en un juego intenso, guerreado en cada palmo, extrañamente rápido para enfrentar a italianos y españoles.

Y en el banquillo, el otro duelo: Conte hiperventilaba y se ganaba una amarilla por una sucesión de insultos al central pidiendo un penalti que no era, mientras Lopetegui hacía señales de calma a los suyos, con una parsimonia atípica para una final. Equipos de autor, dirían los sabios.
No digamos ya lo que sería al minuto 33 cuando el centro abierto de Banega para De Jong superó a Gallardini y salió en parábola, tan alto y lejos que superó al arquero y puso el 2-1. El héroe de la semifinal sumaba su doblete.

Razón tendría Lopetegui en no celebrar pues el tiro libre siguiente a esa celebración, por una falta sobre Lukaku (otra vez de Diego Carlos), llegó al área y entonces sí Godín en su versión 2012, en su clásica fortaleza para el juego aéreo ofensivo, se levantó sobre toda la defensa española y de cabeza volvió a equilibrar la cuenta 2-2.

Bajaría el telón Ocampos en otro tremendo tiro libre de Banega que arañó Handanovic para salvar su puerta. ¡Y a las duchas señores, que se lo ganaron!


Había que bajar una revolución y lo hicieron ambos, casi hasta los 60, primero en un remate mordido de Reguilón (el de Real Madrid, donde no tiene cupo) y luego cuando apareció una excursión de Lukaku, de esas en las que nadie logra tocarlo y solo Bono, con las piernas, pudo ganarle el duelo directo. De nuevo lucía el portero del Sevilla a los 72 anticipando el cabezazo de Godín y en el arco de en frente, el infortunio: autogol de Lukaku tras la chilena de Diego Carlos, sí, el de los errores en su propio terreno… ¡Vaya manera de reivindicarse!

¿Patear el tablero? Pregúntenle a Conte: en un solo movimiento mandó a Eriksen, Alexis y Moses y sacó a Lautaro, el goleador… mientras Sevilla montaba un defensor más, Vásquez.

El empate a los 8, un enredo con último toque de Alexis, fue obra de Kounde y luego lo tuvo Candreba (increíble que no entrara hasta el 89) así se fue el tiempo sin que Inter lograra procesar ese autogol impensado, como de otro partido.

La entrega y al lucha española recibió su premio y Lopetegui, el monje, el imperturbable, el que no le sirvió a Real Madrid, vino a coronarse en Europa. El fútbol, sus caprichos… su justicia.

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