Fue siempre una promesa. Estuvo en Europa, regresó a River Plate, dio chispazos de talento y perdió impacto pero justo entonces volvió a la carga en el Viejo Continente. Y en ese tránsito maduró, aprendió, sumó las millas necesarias para ser un nuevo faro para la Selección Colombia.
Y no es que vaya a jubilar a nadie, al menos no en el corto plazo de Néstor Lorenzo, pues seguirán los James, los Quintero (idealmente sano), los generales de muchos soles a los que ahora les habla el cartagenero a los ojos, consciente que él es presente pero también recambio en la selección nacional.
Carrascal se plantó en los amistosos contra Corea del Sur y Japón y respondió con lujo en cada caso. Se puso el saco de Luis Díaz y fue extremo izquierdo en el 2-2 contra los coreanos pero cuando hubo que modificar las piezas respondió también en el juego interior que le fluye más naturalmente, ofreciéndose como socio de todos y hasta anotando el gol del empate. Solidario y práctico.
Y después contra Japón, en ese módulo con dos delanteros que parecía tan novedoso, encontró también su lugar aunque más como volante interior que extremo, ofreciéndose para conectar con Castaño y Uribe y siendo el nexo con los atacantes que tanto se extrañó en el frustrado camino a Catar 2022. Siempre que uno de amarillo lo requirió apareció en distintos lugares de campo, para asistir pero también para definir: tuvo tres intentos clarísimos, uno pegó en el palo.
Sus números son notables: siempre por encima de 7 puntos de calificación, un remate al arco y un gol contra Corea y 3 remates contra Japón, 3 pases clave en las dos salidas y una efectividad en el pase de 82 por ciento.
Jorge Carrascal vs Corea y Japón
Foto: Sofascore para Futbolred
"Fui casi un falso nueve y volante, nos plantearon así y me sentí bien... donde me pongan a jugar tengo que moverme”, dijo el cartagenero tras la victoria contra Japón. “Es el trabajo que hacemos, con hambre de salir a ganar pudimos corregir los errores”, añadió.
Por si fuera poco, ganó 8 de 18 duelos contra los coreanos y 8 de 15 contra los japoneses, lo que habla de su compromiso en la tarea de marca.
Esta versión más madura de Carrascal es exactamente la pieza que faltaba para que Colombia pueda ofrecer esa versión más europea, de juego intenso y veloz que se pudo ver contra Japón, sin perder el toque de calidad que rompe todos los esquemas y todas las defensas rivales. Carrascal es ahora más que solo buena media distancia: es un polifuncional, un futbolista moderno, sacrificado y versátil que entiende que pronto el testigo de sus mayores pasará a sus manos y parece listo para el desafío. Las eliminatorias, jugando a este nivel, lo encontrarán en su mejor versión.
