Manchester City sigue superando a sus rivales con la marca registrada de dos futbolistas: la magia de Kevin de Bruyne y el poder goleador de Erling Haaland. Así fue que los ‘citizens’ vencieron 0-3 a Wolverhampton este sábado en la Premier League.
La seguridad defensiva que exhibían los Wolves se desplomó en la visita del líder. Apenas habían encajado cuatro tantos en seis jornadas de Premier y recibió tres de un City que disfrutó de una cita plácida, con tiempo para levantar el pie del acelerador y regular fuerzas.
Se lo permitió su arranque. Encontrando grietas donde había solidez gracias a la visión de De Bruyne que trazó una acción en la que cayó a banda para poner un caramelo a la llegada de Grealish que marcó a los 54 segundos.
Se había anulado un gol a Rodri por una clara falta al portero, cuando apareció el devorador del gol para la sentencia. Era el minuto 16, la primera vez que encontraba un espacio abierto para su zancada. Y el castigo a los metros sin marca es más que previsible. Su derechazo ajustado desde fuera del área tras un amago, fue inalcanzable para Sá y se registró el 0-2.
Las esperanzas de los Wolves se limitaban a los intentos de Guedes y se desvanecieron cuando a Collins se le fue la cabeza a los 33 minutos. Una entrada durísima, con rodillazo en la parta baja del estómago de Grealish y los tacos en un muslo, provocaron la roja directa.
Haaland quería más de un día que tenía marcado para ensanchar su gran lista goleadora pero Sá lo impidió con una buena estirada. Y ya nada pudo hacer cuando Haaland conectó con De Bruyne, que inventó su segunda asistencia al movimiento de Foden, quien remató cruzado el último tanto de un Manchester City que recupera la firmeza lejos del Etihad.