Minuto 90+5

Alerta de Nicolás Samper a los equipos colombianos: no se duerman en los minutos finales.

Nicolás Samper, columnista invitado.

Foto: Archivo Particular

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20 de abril 2023 , 11:50 a. m.

Ya la frase que dice que los partidos duran 90 minutos es, más que un lugar común de esos gigantescos, una mentira: los juegos hoy van del 94 al 100 sin ningún inconveniente, así que los clubes, en especial los colombianos, tendrían que apuntar eso en su hoja de ruta porque la literalidad parece haberlos consumido. Hasta los 90 todo sale bien, pero llega a haber una adición y es como si ya el resto de concentración usada durante hora y media se esfumara en cinco minutos.

Tal vez es en ese punto en el que la incertidumbre puede hacerse más visible -qué paradoja- en el que los equipos de nuestro país deben concentrar sus trabajos mentales, para no dejarse sacar del encuentro, ni para perder los estribos o apelar al desorden que, generalmente es pésimo consejero. Que esos minutos postreros no nublen el buen trabajo hecho con anterioridad porque la historia de ser el salmón ya aburre: nadar y nadar contra la corriente para, al final, morir en la orilla, es una constante y un sello derrotista en nuestra historia.

Porque ejemplos sobran: desde aquel gol agónico de Diego Aguirre en 1987, batiendo a Falcioni cuando América estaba a punto de celebrar la obtención de su primera Copa Libertadores luego de haber fallado en las dos finales que le precedieron a esta que disputó con Peñarol; hasta la distracción en la marca que permitió aquel gol de Casemiro en la Copa América 2019, motivada también por aquel garrafal fallo de Néstor Pitana que generó el empate brasileño. Recientemente dos que nos dolieron y mucho: el cabezazo de Varela, tras el magnífico centro del buen lateral Barco y que dejó sin ningún tesoro en el bolsillo al valiente Deportivo Pereira que se plantó a lo grande en cancha de Boca Juniors o el increíble gol de Noguera, hombre de Nacional de Montevideo, al Deportivo Independiente Medellín, en la derrota 2-1 de los antioqueños en Uruguay.

Incluso una de las mayores gestas de nuestro fútbol, que fue el empate ante Alemania en la Copa del Mundo de 1990, vino precedido de un escenario similar: Colombia había trabajo de manera óptima el encuentro y en un pestañeo Pierre Littbarski se la clavó a René Higuita en el ángulo en el minuto 89. Digamos que Rincón, el ‘Pibe’ y compañía fueron lo suficientemente valientes para torcer ese rumbo que ya parecía sentenciado, pero incluso en aquella hazaña, quedó, desde luego, el dolor de permitir un tanto cuando el tiempo del cronómetro iba a expirar.

Es en ese lugar de los partidos en los que Colombia en general, tendrá que fortalecerse. Pero que sea una misión de verdad; una labor de país; un objetivo que haga parte de la letra del himno nacional y de la Constitución. Esos cinco o seis minutos de más son la distancia que insiste en separarnos de la gloria perpetua.

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