Esta es la historia de un niño que no le teme a la oscuridad. Desde muy pequeño aprendió a entrar al mar de noche en una pequeña barca para tirar la atarraya y esperar hasta la madrugada, con los ojos puestos en la inmensidad del cielo despejado, mientras llegaba la hora de jalar la red y recoger la pesca. Un niño que sabía piangüar: extraer un pequeño marisco de delicioso sabor para la gastronomía del pacifico. Una labor ancestral ardua de enorme desgaste físico y baja remuneración.
Uno al que le enseñaron a gambetear los seductores encantos de la plata fácil: su familia siempre se negó a hacer parte del negocio de la coca en Tumaco e intentó por todos los medios alejar a los hijos (propios y ajenos) de esta práctica. Y la mejor manera de hacerlo era a través de la pelota que tantas vidas ha salvado. Lo tiene muy claro su sangre: el niño pescador es hermano de Mike Campaz; y primo de Carlos Darwin Quintero y Yuber Quiñones.
A los catorce años ya se había probado en escuelas afiliadas al Deportivo Pasto y América de Cali, pero allí nadie notó la perla que escondía esta almeja. Entonces su hermano, futbolista del Deportes Tolima en ese momento, lo llevó a Ibagué. La escuela River Soccer le abrió las puertas y no pasó mucho tiempo para que Deportes Tolima lo reclutara para sus equipos juveniles. Allí debutó como profesional a los 16 años. Jugó casi 100 partidos y fue campeón del fútbol colombiano. Lo demás es historia.
Jaminton Campaz, figura hoy de Rosario Central de Argentina (seis goles y siete asistencias en la temporada actual), es la principal novedad de la convocatoria de la Selección Colombia de mayores para los partidos ante Brasil y Paraguay correspondientes a la quinta y sexta fecha de las eliminatorias de Conmebol para el Mundial de 2026. El tumaqueño regresa al equipo nacional después de haber sido considerado en 2022 para un amistoso ante Arabia Saudita y previamente haber integrado el plantel que enfrentó la Copa América de 2021.
Un regreso que hace algunos meses parecía muy poco probable tras el año difícil que vivió en Gremio de Brasil. Pero Jaminton sabe de paciencia y no le teme a la oscuridad, como buen pescador. Como buen piangüero, él sabe enlodarse para encontrar manjares donde casi todo el mundo ve un molusco común.