Four four two, France Football y desencuentros

Nicolás Samper aplaude la polémica que se genera cuando hay un escalafón futbolero. Pero hay pifias.

Nicolás Samper, columnista invitado.

Foto: Archivo Particular

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20 de febrero 2019 , 02:38 p. m.

La famosa idea de comparar talentos es de vieja data. Siempre habrá argumentos para defender a uno u otro que nuestro paladar reciba con más gracia, o para bajarle los humos a ese talentoso que aunque brillante, no se siente nuestro tal vez por falta de química. Les pasa a muchos con Diego Maradona que, en una encuesta realizada por la revista ‘Four Four Two’ -la mejor publicación de fútbol en mi opinión- se llevó el premio como mejor jugador de la historia.

De hecho su némesis histórico, Edson Arantes Do Nascimento, Pelé, en dicho sondeo, ni siquiera alcanzó a colgarse la medalla de plata porque otro argentino, Lionel Messi, se llevó el segundo lugar. Al brasileño le tocó conformarse con un bronce que para algunos es un premio menor de acuerdo a todo lo que fue como mito futbolístico.

Lo divertido de esta clase de ejercicios es que generan sana controversia y ahí un poco lo del comienzo de este texto: las defensas y los ataques de acuerdo al puesto que el ídolo ocupó en la tabla. Que Maradona no es ejemplo para nadie -como si el deber de él fuera ese-, que Messi no ha podido ganar un Mundial con Argentina -como si su brillantez comprobada se evaluará a partir de un hecho exclusivo como ese negando todo lo que logró-, que Pelé nunca jugó en Europa -pero con Brasil ganó tres mundiales y se hizo eterno vistiendo la camiseta del Santos-...

Pero vale todo ese entramado de motivos para sentarse y charlar, porque en la belleza del fútbol y en la subjetividad es que está la gracia de todo esto. ‘Four Four Two’ intentó enmarcar esas opiniones y plasmarlas en un armado numérico. Y sin duda que ayuda mucho para las discusiones divertidas -porque al menos yo sí creo fehacientemente en ese disenso sano que provocan esas charlas y no en la pendejada de agredirse sin motivos por cuenta de camisetas, colores y bobadas de esas, que de esos ámbitos sí prefiero largarme- qué hacen que el fútbol sea algo tan enriquecedor y tan atemporal en términos de disputas. Esta charla se seguirá dando por lo siglos de los siglos sobre quien fue mejor.

La encuesta que de verdad sí me dio puede, fue la planteada por ‘France Football’ con respecto a la elección del mejor club del mundo y no porque Real Madrid, que encabezó el listado, no lo merezca: el motivo de la discusión es distinto. En realidad no hay manera de hacer una equiparación justa de acuerdo a los criterios de escogencia para el armado del ranking -número de balones de oro de los clubes (a los sudamericanos no les entregaban este galardón durante mucho tiempo y por eso Belanov en 1986 se lo llevó a pesar de Maradona), seguidores en redes sociales (?????), ingresos del club e historial. Por eso se ve cada cosa extraña.

Pensar que Independiente de Avellaneda puesto 28), por poner un ejemplo, aparece debajo del Stuttgart (puesto 21) resulta absurdo. Independiente, ganador de siete Copas Libertadores, conquistador del mundo en los sesenta, setenta y ochenta, no se asoma ni por los costados al top 10. O Santos, dueño de América en los sesenta, anda por el lugar 30 y Tottenham en el 14. Ni arrimarse al top 10 en donde, con extraños méritos, están PSG -cuyo máximo logro europeo fue una semifinal de Champions en el 94-, Arsenal -apenas finalista en el 2006 de Champions y perdedor de la UEFA en el 2000 frente a Galatasaray- y Manchester City -lejos hasta ahora de un romance europeo-.

Debajo de ellos quedaron equipos que sí celebraron: Milan, por ejemplo; Inter también...

Bien por ‘Four Four Two’, mal por ‘France Football’. El segundo quiso equiparar el mundo a pesar de que sus propias normas hicieran que un baremo mínimamente equilibrado fuera una utopía desde el génesis.

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