Dennis y esas tardes pletóricas

Nicolás Samper recuerda partidos únicos, irrepetibles, de jugadores que poco brillaron.

Nicolás Samper, columnista invitado.

Foto: Archivo Particular

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01 de octubre 2019 , 05:34 p. m.

Son esos días en los que todo sale bien a pesar de nosotros mismos, expertos conspiradores de nuestro propio fracaso. Es que -estaba viendo el primer tiempo porque tenía que escribir esta columna- de lo contrario resulta inexplicable lo qué pasó con Emmanuel Bonaventure Dennis, atacante del Brujas de Bélgica en el duelo contra Real Madrid. Porque todo estuvo de su lado.

En el primer gol paró la pelota que rebotó un poco para hacer el control con la izquierda pero la zurda se fue un poquito larga y a destiempo. Ese inesperado movimiento -que en otro sector del campo seguramente habría generado una pelota perdida o que se iba al saque de banda en medio de la silbatina- derivó en un amague que el pobre Courtois se comió y el rebote del balón se fue lentamente hacia el arco. En el segundo también existió influencia del invisible: Modric regala la bola y Dennis arranca solo, con el Real Madrid jugado, sin defensa y con el croata corriendo lejos, sin distancia como para enmendar su propio fallo. Dennis no podía contar con mejor panorama para hacer el segundo y en medio de su slalom ¡trastabilló!


Cuando la escena parecía convertirse en un gran ridículo, el destino decidió de nuevo ordenar las cartas: la pelota volvió al pie de Dennis y con el arquero del Real Madrid yendo a los pies, alcanzó a tocar por encima. Sin saber cuánto iba a quedar el juego -andaban 1-2 a esta altura del texto- Dennis no olvidará nunca su noche, más allá del resultado y los hinchas del Real Madrid incluirán su nombre entre aquellos que nunca habían materializado pero que en un instante supieron hacerles daño. Y esa jornada queda siempre en la mente.

Alguna vez una versión del Real Madrid muy similar a la actual -es decir, erráticos y perdidos en la cancha- saltó al Bernabéu para resolver rápidamente un duelo de poca monta frente al endeble Osasuna de Pamplona. Algunos en las graderías vieron a un gigantón ubicado de 9 en el equipo visitante. No parecía generar miedo o peligro. Y Jan Urban nunca volvió a vivir una jornada tan majestuosa como aquella: le marcó tres goles al Real en una durísima derrota de los blancos 0-4 en su casa. Para ese tiempo ya Urban se había puesto la camiseta de su país, Polonia, en un Mundial y resolvió en el área varías chances a su favor antes que las tres que lo hicieron famoso y que parecieron ser los únicos que convirtió en su vida.


Como Sergio Silvano Maciel. 9 de área que aprovechó una tarde de sol en La Bombonera un grueso error del inamovible Hugo Gatti para hacer el único gol del juego que el modestísimo Deportivo Armenio le ganó a Boca Juniors 1-0. Ese gol pagó el resto de fichajes para Maciel que le dio un triunfo impensado a su club y que además terminó retirando al mítico portero argentino: es que después del tanto de Maciel, Gatti nunca más atajó.


Una tarde también sirvió para consolidar cracks (Asprilla, el día que con el Cúcuta le anotó dos a Goycochea, de Millonarios y que fue su despunte para llegar al fútbol grande; Usuriaga, la tarde en la que sometió cuatro veces al Danubio y que lo condujo a Selección Colombia y luego a una carrera de éxito; la noche negra del Barcelona y de Vítor Baía que envió a la estratosfera la carrera de Andrei Shevchenko, delantero que en Milán se encargó de confirmar que lo suyo no era un One Hit Wonder futbolístico) pero otros nunca lograron repetir o igualar lo vivido en 90 minutos de plena gracia que nunca regresó del todo.


Dennis, tras el 2-2 final, selló su propio hito. El futuro dirá si fue la evidencia de su despegue o la hazaña de una tarde.

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