Entre el espaldar metálico de la silla de enfrente y la carpeta roja de pasta dura forman un atril improvisado para sostener el celular, al mismo tiempo que se hace invisible a los ojos del profesor. En pantalla, la señal de ESPN y una silueta inconfundible. Es mayo de 2016 y Julián es un adolescente bonaerense, estudiante de colegio que mira a través del cristal aquel mundo soñado. Con el asombro infantil del niño que ve sus héroes animados y luego pasará largas horas imaginando que hace parte de la historia.
Baires está a 11.900 kilómetros de Bryne (Noruega). En la reserva del equipo que tiene el mismo nombre de la población, alguien sueña como Julián. Erling (quien en realidad nació en Leeds, Inglaterra) tiene un año menos, lleva nueve formándose allí y alimentando las mismas ganas de un día ser más héroe que sus héroes.
Bryne está a una ‘U’ de convertirse en Bruyne. De Bruyne es un apellido de origen germánico anglosajón. Es el apellido de Kevin (nacido en Bélgica pero con nacionalidad burundiana por su madre) quien pasó buena parte de su niñez en Londres. Específicamente en el barrio Ealing (que está a una ‘R’ de Erling). Fue allí donde empezó a creer que quizá un día podría convertirse en futbolista y jugar para Bélgica, y jugar para Burundi.
Ilkay está viviendo su última temporada en Dortmund. Aquella ciudad en la que un día, recién llegado, escuchó en la calle: “¿Viste su nombre? Gündogan… Eso es turco. ¿De verdad crees que se lo puede permitir?”. Y es que a pesar de haber nacido en Gelsenkirchen, los alemanes le ven como turco. Los turcos como un alemán.
La silueta en el celular de Julián es la de Pep Guardiola llevándose la mano derecha a la frente. Es mayo de 2016 y por tercer año consecutivo su Bayern Múnich está quedando eliminado en semifinales de la Liga de Campeones de Europa.
Su legado se ha puesto en riesgo y para salvarlo tendrá que reunir a tipos de todos los colores, todos los acentos, todos los talentos. Y hacerlos funcionar juntos, tal como los Avengers.
Pasaron siete años y 15 días después de aquella tarde de mayo en la que Julián Álvarez tuiteó: “capaz que no vemos el partido” junto a una foto de su celular camuflado con Guardiola en pantalla. Los niños se hicieron hombres. Álvarez, Haaland, De Bruyne y Gündoğan reunidos y alineados por esta especie de Nick Fury (con la billetera de Tony Stark, claro).
Guardiola y sus vengadores han vencido al fin a su ‘Thanos’ y están a una escena post-créditos de la gloria perseguida.