¿Qué es la risita?

Nicolás Samper advierte a Alberto Gamero sobre la actitud de sus jugadores en Millonarios.

Nicolás Samper, columnista invitado.

Foto: Archivo Particular

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13 de septiembre 2022 , 03:00 a. m.

Alberto Gamero, desesperado, llevaba la punta de sus dedos índices a las sienes pero no haciendo la seña de suicidio -que en ese momento del partido terminó siéndolo- sino pidiendo, después del hecho consumado, que por favor sus jugadores pensaran; se lamentó que no usaran el cerebro para, con algo de frialdad, asumir una situación que no acarreaba peligro; que no parecía tan difícil echar cacumen ante una situación tan baladí y que se transformó en una derrota que cambia los planes. Era cuestión de hacerle caso al DT antes de ver el cuadro pintado: era cuestión simple y llanamente de pensar. De usar la cabeza.

Todo esto ocurrió después de la impresionante estupidez cometida por el arquero titular de Millonarios Álvaro Montero que, de manera inexplicable e imperdonable, decidió poner en la cuerda floja una victoria que se estaba cocinando con seguridad pero a fuego lento. Como el zaguero Jeider Riquett lo obstruyó al tratar de sacar rápido, el portero entró en escena con un rodillazo que le dio al defensa en los testículos. Roja y penal. ¿Habrá en una sola jugada tanta torpeza, tanta tontería junta? Montero -que en su paso por Millonarios ha tenido un rendimiento infinitamente inferior al de la expectativa que generó apenas fue fichado por el club- se fue expulsado y, en una postal de esas inolvidables, se fue riéndose pero no con sarcasmo y con ironía. Se fue pelando el diente como si realmente su acción hubiera sido un pequeño pecado venial, como comerse en medio de una dieta estricta dos pedazos de ponqué. De nuevo inexplicable, de nuevo inconcebible.

¿Qué es la risita, Álvaro? Dejaste a los tuyos con 10 y con un penal en contra. ¿Qué es la risita?

Once Caldas, que hasta ese instante estaba maniatado, entendió el obsequio del arquero y terminó ganando, pero en Montero solamente risas. ¿En serio?

No fue la única actitud para revisar en Millonarios. Daniel Ruiz, habilidosísimo jugador y clave en la buena campaña de Millonarios, se fue de boca contra el árbitro mientras ocupaba un lugar en la banca de suplentes. El juez, obvio, lo amonestó. Y Ruiz se rió en la misma actitud de Montero: como el niño que haciendo una pilatuna rompe un vidrio de una casa abandonada disparando una piedra con su cauchera. ¿En serio, Ruiz?

¿Y por qué estas dos acciones terminan modificando los planes? Porque si Millonarios hubiera ganado en Manizales tendría la clasificación prácticamente asegurada y podría pensar en rotar el plantel por rodaje y no por obligación, porque seguramente el arquero tendrá dos fechas de sanción y se vendrán dos duelos duros con Junior -inmerso en crisis pero siempre complicado en Barranquilla- y ante América en Bogotá.

Que esos actos de inmadurez no concluyan con desgobierno. Que esas actitudes sobradoras sean estrictamente revisadas. Gamero tendrá tiempo para hacer correcciones en ese sentido y ojalá de manera fuerte, porque ya se ha visto que por tonterías de ese estilo un equipo favorito al título se puede quedar en la orilla del camino.

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