La otra Colombia

Opinión de Nicolás Samper sobre la salida de José Pékerman de la Selección Colombia.

Nicolás Samper

Columnista Futbolred

Foto: A. particular

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05 de septiembre 2018 , 04:12 p. m.

Me quedo con una frase de José Pékerman, que expresó ya cuando la rueda de prensa que determinaba su adiós era un hecho consumado y para muchos anunciado. El argentino que de acuerdo a los números fue el tipo que llevó más lejos a una Selección Colombia en una Copa del Mundo, expresó: “¿Cómo voy a estar pensando qué voy a hacer si no duermo solamente desde que acabó el Mundial esperando qué iba a hacer Colombia?”.

¿Y qué iba a hacer Colombia? Habría que mirar a cuál Colombia se refería Pékerman. Porque Colombia se volcó a favor del equipo siempre: las multitudes que se agolparon alrededor de él y del equipo nacional no tuvieron límites porque su idea futbolística -más allá de que algunas veces no pudiera reflejarse y es obvio, estamos hablando de fútbol y no de matemáticas- unió a un país y ese era un poco el legado que quiso transmitir siempre: desde su arribo en el 2012 hasta su adiós en el 2018, en donde en cada conferencia hizo hincapié en el fútbol como un factor de unión y vaya si fue así: aún se recuerda el tumulto colombiano en los Mundiales de Brasil y Rusia, apostando todo a un conjunto lleno de carisma y conducido por un hombre sabio y alejado de cualquier papel de estrella.

Esa es la Colombia que siempre le cumplió a Pékerman. Sin duda y es claro que ahí no va el reparo del argentino. El reclamo creo que iba hacia la otra Colombia, la federativa, inicialmente, que más allá de los resultados, pareció nunca estar interesada en saber qué hacer para continuar el ciclo, que antes, con resultados aún mejores, también pasó por lugares tanto más borrascosos (o “borroscosos” como dijo Jesurún, en su estéril interés en crear un clima lacrimógeno). Basta recordar cómo llegó Pékerman al país: de no haber existido una presión gubernamental alrededor de la contratación de un técnico extranjero después del “affaire Bolillo” tal vez el hombre ni siquiera habría pisado estas bellas tierras. O la Colombia venenosa que se enquistó en argumentos y disquisiciones que daban risa por el carácter surrealista y horror por los visos xenófobos con el que eran planteadas, para bajarle la caña a Pékerman porque esa otra Colombia ha vivido de eso: de bajar caña y listo. De ver lo negativo en donde parecía complejo en términos de resultados y cifras encontrarlo. La Colombia que decía que debía irse porque no había ganado nada. ¿Que no ganamos nada? Nos ganamos el respeto del mundo del fútbol. ¿Que no ganamos nada? Volvimos a dos mundiales y no a aprender. ¿Que no ganamos nada? Volvimos a CREER, que no es poco. Fueron los tres mayores triunfos de este proceso.

Se fue entonces el DT en medio de un halo de grandeza que conservará hasta que otro supere su récord. Se fue un poco porque Pékerman también estaba aburrido de esa otra Colombia.


Y no es el único.

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