Meneíto Redmayne

Vale la pena hablar del arquero que clasificó a Australia al Mundial Catar 2022 y eliminó a Perú.

Nicolás Samper, columnista invitado.

Foto: Archivo Particular

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14 de junio 2022 , 02:00 a. m.

Muy pocos lo conocíamos, hasta hoy. Apellido de ganador de Óscar, sin duda lo del arquero de Australia resulta ser, por lo menos, histriónico e histórico, haciéndole honor a Eddie, ganador de la estatuilla al mejor actor por La teoría del todo, fue ídolo por su curiosa y efectiva actuación durante la serie de disparos desde el punto penal que les dio a los oceánicos la clasificación a su sexta Copa del Mundo a expensas de una selección peruana que tampoco pudo hacer pie en el punto blanco.

Redmayne, un saltimbanqui desconocido para muchos -incluyéndome- hasta hoy, era el arma secreta con la que contaba el entrenador australiano Graham Arnold, si es que el asunto del cupo mundialista debía definirse desde los 18 pasos. Por eso y a pesar de contar con una carrera más que consolidada, Matthew Ryan, el portero titular y capitán, se vio sorprendido con su salida de la cancha. Arnold, el cerebro del banquillo en Australia revelaría después del encuentro que también hubo un misterio en dos actos que lo tuvo a él como protagonista. Declaró a The Guardian que la idea de la modificación era un objetivo del DT si es que el duelo terminaba en los penales y se planificó semanas atrás, pero que el único que en realidad no conocía eso era el titular y guardameta de la Real Sociedad de España. Era un secreto entre la defensa, Redmayne y él.

El objetivo: similar al que logró en su momento Louis van Gaal cuando, en los penales ante Costa Rica, sacó al titular indiscutido, Jasper Cillessen, e incluyó a Tim Krul, que tampoco era un novato, gracias a su experiencia en Newcastle y Norwich en Premier que algún aval le dieron. Krul no era precisamente un desconocido, pero terminó siendo figura y acá la magnífica declaración del técnico Arnold sobre la modificación: “Ellos (los peruanos) probablemente echaron antes un vistazo a Mat Ryan y lo que suele hacer en los penales. Cuando hice la sustitución probablemente los peruanos se preguntaron, ¿Por qué? Lógico, ellos nunca habían visto antes a Andrew Redmayne”. Ni ellos, ni nosotros.

Payasesco como pocos, Redmayne empezó a jugar su partido y así distrajo a Advíncula -su remate dio en el poste- y Varela -el remate terminó en sus manos. Y ese bufón se transformó en rey, haciendo recordar a dos tipos que solían empezar sus propias coreografías desde la línea: el inolvidable Bruce Grobelaar -mito del arco en Liverpool- que, con sus piernas de spaghetti y a punto de escurrirse, como si fuera una marioneta que acaba de perder los hilos que la sostienen, ganó una Copa de Europa ante Roma y sus víctimas fueron dos nombres más que consagrados: Bruno Conti y Francesco Graziani. 21 años después los reds encontraron a Jerzy Dudek que, invocando a su mentor Grobelaar, llevó a cabo con éxito la misma estrategia frente a Serginho, Pirlo y Shevchenko, confundidos frente a la treta del polaco que, hasta ese día, era cuestionado como pocos en Anfield Road y que luego de esa jornada épica en Estambul se instaló en la eternidad.

Ahora el turno fue para Redmayne que, con otros movimientos más exóticos, (parecía el integrante de una tuna que lleva como misión bailar animadamente mientras hace sonar su pandereta) al final se quitó importancia: “no soy héroe. Sólo cumplí con mi rol”. Mientras tanto, algún memorioso recordaba que después de que Redmayne obtuviera un título de liga por penales con el Sydney FC, alguien lo apodó “the pink/grey Wiggle”, algo así como “el meneo rosa/gris”, de acuerdo a la vestimenta que estuviera usando.

Muy pocos, incluidos los peruanos, lo conocíamos hasta hoy.

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