Mi coronel Oviedo

Nicolás Samper lamenta lo que pasó en Ibagué, en torno a la agresión a Daniel Cataño.

Nicolás Samper, columnista invitado.

Foto: Archivo Particular

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13 de febrero 2023 , 12:45 p. m.

Ocupa el cargo de Comandante de la Policía Metropolitana de Ibagué e insistió que sí, que las garantías para jugar sí existían. Un absurdo lo que dijo: un idiota ataviado con la camiseta del Tolima que responde al nombre de Alejandro Montenegro había entrado al campo 20 minutos antes para agredir a Daniel Cataño.

Y mi coronel Carlos Oviedo seguía con esa perorata barata de afirmar que el estadio estaba apto para albergar el juego entre Tolima y Millonarios, casi que negando las circunstancias ocurridas con anterioridad y que desembocaron en la suspensión del encuentro hasta nueva orden. Lo que Oviedo aún no logra ver es que si un imbécil como Montenegro ingresa a la cancha, eso es porque el operativo policial es, sin dudarlo, un fracaso. Así de sencillo.

Es increíble que con el barullo que se arma previo al ingreso de un fanático al campo, ninguno de los designados para responder en el operativo se hubiera percatado de algo. Y lo mejor es que, cuando el cobarde, el minúsculo ser humano llamado Alejandro Montenegro, golpea a Cataño por la espalda, sale huyendo y -qué paradoja- de no ser porque Cataño reaccionó, fue a buscarlo y terminó empujando a su verdugo al suelo, el tipo se les vuela a los policías. Hay que ver el video en el que un agente del orden, tan rollizo como Montenegro, está al lado del salvaje ese que dañó todo el espectáculo y apenas trata de estirar tímidamente la mano para tratar de agarrar al agresor, pero con la actitud de quien en una distracción se le escapa un globo de helio al viento.

Y acá hay que hacer un pequeño paréntesis porque es un lugar común cuando de invasiones de campo se trata. No sé por qué pero siempre los que van detrás del que ingresa al césped siempre se quedan colgados y van trastabillando, como si fueran el Coyote detrás del Correcaminos. Los encargados de poner en orden el asunto en esas situaciones siempre quedan en ridículo.

¿Sí está preparada la Policía Metropolitana de Ibagué para esta clase de contingencias, mi Coronel Oviedo? Por las imágenes uno diría que tanto esfuerzo de organizar un operativo no sirvió de nada. Que fue un fiasco y que las garantías que él tanto exhibía estaban completamente ausentes, tanto que al retirarse del estadio, el bus de Millonarios fue agredido a punta de piedra. Un remanso de paz, mi coronel Oviedo. ¡Qué garantías magníficas! Ahora, y esto no es culpa de Oviedo, es imposible sentir que haya garantías cuando el tipo que se encargó de dañar el espectáculo es aplaudido por la mayoría de asistentes al estadio.

PD. César Camargo, presidente del Tolima, me hizo recordar a esos dirigentes que en 1989 querían que el torneo se siguiera jugando a pesar de que habían asesinado a Álvaro Ortega. Para él, más allá del papelón que ocurrió en su casa, lo importante para él era ganar los puntos. Una vergüenza.

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