Exvolante que no veían en la profesional de Cali por su baja estatura

Breiner Belalcázar fue campeón en el segundo semestre de 2005 con el Deportivo Cali.

Breiner Belalcázar

Deportivo Cali. Breiner Belalcázar (capitán).

Foto: Nelson Ríos

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17 de mayo 2020 , 09:00 a. m.

En su momento fue considerado uno de los canteranos más queridos del Deportivo Cali, tanto que estuvo durante cinco periodos distintos en la institución verdiblanca, siendo campeón en el segundo semestre de 2005 con Pedro Sarmiento como técnico.

Aparte, vistió la camiseta de otros nueve clubes en Colombia: Huila, Quindío, Equidad, Junior, Tolima, Alianza Petrolera, Itagüí, Pasto y Pereira, donde se retiró y echó raíces, al punto que actualmente es entrenador en dos escuelas de fútbol en esa ciudad.

Es Breiner Belalcázar, mejor conocido como el ‘Cachorro’, apelativo que recibió cuando militaba en la categoría prejuvenil de la Selección Valle, porque “molestaba mucho a los compañeros, les colocaba apodos, era inquieto, y Amarildo Mina, el utilero, me dijo ‘este parece un cachorro’, desde allí quedé chapeado”.

De Villagorgona (Valle) llegó a la categoría gorrión del cuadro azucarero el 15 de enero de 1995 tras un partido entre ambos equipos, cuando apenas tenía 11 años. Anhelaba estar en la que para él es una de las mejores canteras de Suramérica.

“Era un jugador muy temperamental, incluso una psicóloga tuvo que hacerme seguimiento, porque por nada me enojaba, me expulsaban bastante. Escuché, me dejé guiar, fui evolucionando, cogí lo que la psicóloga me decía y en mi casa me aportaban, fui cambiando mi forma de ser para bien, porque ellos querían que me formara como persona”.

De su actualidad, señala que se encuentra satisfecho de enseñar lo que aprendió durante su carrera activa de 16 años: “En la semana trabajo para dos escuelas, una es la del paraguayo Mario Giménez, que pasó por varios clubes de Colombia, y la otra es Talento La Rosa, de Dosquebradas, tratamos de inculcarles a los niños cosas que vivimos, con todo lo que pasó. Desde otro ámbito ha sido una experiencia muy linda, conocer personalidades y otras formas de convivir con estos niños, que a veces salen con cosas que uno se sorprende, pero tenemos que darles mucho manejo y guiarlos de la mejor manera”.

En cuanto a lo que disfrutó como jugador, afirma: “Primero, agradecido con Dios porque me dio la posibilidad de vestir las camisetas de varios equipos en Colombia, quería hacerlo a nivel internacional, estuve siempre a la expectativa, pero nunca se dio. El mejor momento que viví en mi carrera fue en el 2011 cuando fui capitán del Deportivo Cali, un equipo grande de Colombia, donde fui uno de los jugadores más regulares de toda la temporada, hice goles, fue uno de los mejores momentos de mi carrera, viví intensamente cada entrenamiento y más en los partidos. Agradecido con esa institución por todo lo que brindó, todo lo que pasé dentro de ella”.

Recuerda en esa temporada a compañeros, casi todos canteranos, como Luis Calderón, Héctor Quiñones, Luis Payares, César Amaya, Juan Sebastián Cabezas, Gustavo Cuéllar, Yerson Candelo, Andrés Escobar, Carlos Lizarazo, Harold Reina, Brayan Perea, entre otros. “El Cali de pronto siempre traía jugadores extranjeros y por ahí el joven de divisiones menores no tenía la posibilidad de jugar, en ese tiempo ya como tal la institución les daba más oportunidad a los muchachos de la cantera, teníamos una base y un gran porcentaje del plantel era nuestro, incluso los once que salían al terreno de juego éramos siete u ocho jóvenes. Era muy bacano porque el sueño de todos era ser parte del equipo profesional”.

Sin embargo, hay dos recuerdos que permanecen frescos en su memoria, que le hicieron pensar que su baja estatura (1.73 metros) podría perjudicarlo para cumplir su sueño de estar en primera división: “En algún momento me mortificó, me golpeó, de pronto pensaba que no iba a ser profesional porque decían que el jugador enano no llegaba, por allí lo sacaban de los planes de algunos equipos, me tocó que sobrevivir ante eso, ponerle las ganas, todo el empeño y saber que el jugador tenía las ganas, fuera grande o pequeño, pero era lo que uno colocara dentro del terreno de juego. Viví dos experiencias un poco amargas, pero salimos adelante con esos obstáculos que nos presenta la vida. Una fue cuando estábamos en la Primera B con el ‘profe’ Jorge Cruz, mandaron a preguntar por un volante de marca y me mandaron a mí, recuerdo que el ‘profe’ Néstor (Otero) dijo que necesitaba uno como ‘Pelícano’ Banguero, entonces dijeron que por feo (risas), y respondió… por grande. En ese momento me incomodaron, pero no me dejaron salir.

Y la otra cuando hacía parte de las divisiones menores, se reunían y hablaban de los jugadores que eran sobresalientes, en el cao mío dijeron que no podía seguir en la institución porque era muy bajito, en algún momento me sentí triste, pero en ese momento el profesor Ricardo Martínez, al que tengo mucho que agradecerle, porque fue un consejero y me guió de la mejor manera, cuando dijeron eso él respondió que “’lo que no tiene en talla lo tiene en garra, actitud, deseos de ganar’ y allí seguí mi camino en el Deportivo Cali”.

Agrega que en todos los clubes donde estuvo dejó huella, porque a todos fue “aspirando siempre a cosas grandes, estuve en el primer semestre de 2005 en el Huila, en el segundo semestre de ese año fui campeón con el Cali, en el mismo Cali en 2003 jugué 19 partidos siendo norma Sub 19, incluyendo la final, que me expulsaron. En el 2007 con Equidad jugué final, en 2009 con el Huila también jugué final, o sea que por cada camiseta traté siempre de entregarme al 100%, aspirando a conseguir cosas tanto a nivel colectivo como individual”.

De todos sus técnicos guarda diferentes enseñanzas: “En mi carrera vestí 10 camisetas y de cada entrenador aprendí cosas. Entre los que me han marcado están Javier Álvarez, Jaime de la Pava, ‘Tito’ Gamero, Pedro Sarmiento, a cada uno le aprendí. Javier Álvarez es un técnico que habla y trata de conocer al jugador; el ‘profe’ Pedro Sarmiento es una persona temperamental, aguerrida, que le gusta siempre que el jugador no se guarde nada y en eso compartíamos, porque así soy yo. ‘El profe’ Jaime (De la Pava) es una persona pensante, tranquila, también agradecido con él porque quien me llevó al Cali después de haber estado en Huila, y en ese entonces se sale campeón. De ‘Tito’ Gamero, el manejo grupal, quiere que todos sus jugadores estén bien y contentos, para que cuando él se decida por él brinde lo mejor para el equipo, es un manejo muy importante que se debe tener a nivel profesional”.

Tampoco olvida el año en que pasó al primer plantel: “En el 2002 me subieron al equipo profesional cuando estaba Héctor Quintabani, aunque yo no jugaba; en el 2003 debuté con Javier Álvarez en un clásico, cuando se lesionó Jimmy Asprilla. Allí comencé a jugar, a pesar de que cumplía en ese momento con la norma Sub 19, gracias a Dios por lo que daba en el terreno de juego siempre estaba los 90 minutos. Esa norma se utilizaba para llevar jugadores a la Selección Colombia, que no tenía buenos resultados, tal vez porque el jugador era tímido y no daba la pelea. Dice Rafael Dudamel que ese es el éxito de la Selección Venezuela hoy en día, allá la están aplicando y los resultados están a la vista”.

No obstante, guarda en su corazón la época en que se codeó con jugadores experimentados, algunos de ellos de selecciones nacionales: “En el 2004, en la época en que estaba ‘el Chorrillano’ Palacios, yo era al que mandaban para todo, traé, llevá… después me reía, porque estar rodeado de todos ellos y tener un cariño así era una experiencia linda, jugadores de Selección, jugadores capos que lo rodearan a uno y saber que acogían a un pelado que apenas estaba saliendo para el fútbol para mí era algo sorprendente, deseaba compartir cada momento con ellos en los entrenamientos y partidos. Era un equipazo, estaba el hondureño (Carlos) Pavón, el venezolano (Leonel) Vielma, Milton Rodríguez, Jorge López Caballero, Carlos Salazar, Roberto Carlos Cortes, José Mera… eso era una cosa loca, estar con ellos compartiendo camerino era un privilegio”.

En el 2005 cuando fui campeón con el club de mis amores fue lo máximo, es una alegría que no sé cómo describir. Después para mí fue una sorpresa cuando el gerente Raúl (Ramírez) me dijo que no iban a contar conmigo, después de haber cabalgado todo el campeonato, siendo jugador titular, jugando en el frío, calor, entrenando, siendo del once titular, fue algo sorprendente y nunca pasó por mi cabeza, menos cuando venía la Copa Libertadores y el jugador desea hacer parte de un torneo internacional”.

Hace seis años, cuando América estaba en segunda división, Diego Umaña quiso traerlo para que se vistiera de rojo, pero no aceptó por una agresión de hinchas que vio sobre un ex compañero verdiblanco que antes estuvo con los ‘diablos’.

Acerca de un eventual reinicio del fútbol en Colombia, dice que “la situación en este momento es un poquito angustiante, pero hay que tener calma y tomar todas las precauciones, pienso que el fútbol podría retomar; a nosotros nos rodean bacterias constantemente y hemos estamos sobrepasando cosas que de pronto también nos hacen daño, podría volver a puerta cerrada para tener precaución, es angustioso, pero hay que asumirlo y dar el primer paso. Hoy comenzó la Liga Alemana y aquí podríamos de igual forma dar el primer paso. Va a ser difícil porque ver gente en la tribuna es un apoyo, pero vas a tener otra alegría y es hacer lo que te gusta, uno quiere ver la tribuna llena, ira festejar allá, pero al volver a competir sería algo estupendo para cada jugador”.

Belalcázar reside en Pereira junto a su esposa y sus dos hijos: Una niña de 17 años que cursa cuarto semestre de Negocios Internacionales y Mercadeo, y otro de 11, que adelanta sexto de bachillerato.

Marco Antonio Garcés
Corresponsal Futbolred Cali
En twitter: @marquitosgarces

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