Que todo fluya: luego de la elección de Fernando Jaramillo como presidente de la Dimayor, con el aval de 30 equipos, el guiño del presidente Iván Duque, y hasta con el agrado de Ernesto Lucena, ministro de Deportes, llega el primer reto para el recién llegado dirigente: confirmar la logística y los gastos para la reanudación de la Liga y garantizar la seguridad de los futbolistas.
Este martes, Jaramillo se reunirá con el ministro del Deporte y con Ramón Jesurún, presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, con el objetivo de empezar a definir el regreso del fútbol colombiano, definiendo las posibles sedes para jugar y los protocolos para mantener protegidos a los protagonistas del balompié nacional.
Por un lado, hay que ser positivo: Jaramillo llega como amigo del Gobierno, así que remendar las resquebrajadas relaciones con la Dimayor -Jorge Enrique Vélez las dejó muy maltrechas- parece cosa fácil.
Sin embargo, la parte complicada de la reunión será poner en orden la casa, con ayuda gubernamental y con las facilidades que les pueda otorgar a los equipos, tanto en la parte logística como en la crediticia, pues los clubes están en crisis financiera.
El Ministerio del Deporte se ha manifestado a favor de que la Liga tenga entre una y tres sedes, para tratar de minimizar los riesgos, recortar los desplazamientos aéreos y así mantener a los futbolistas en una burbuja; el gran problema del otro lado es el dinero, pues no hay fondos para pagar grandes concentraciones en hoteles y costear los gastos que se requieren para una estadía tan larga (mínimo seis semanas). Ese es el primer inconveniente, pero no el único.
El sistema de campeonato y hasta la manera de cumplirle a la televisión, iría en contravía de lo que pretende el Gobierno. Así que habrá que llegar a acuerdos rápidos para que la Liga vuelva a comienzos de septiembre. De sacarlo adelante, Fernando Jaramillo se anotará el primer gol de su gestión, ya que la anterior era solo autogoles y fueras de lugar.