Dani Alves está a la espera del inicio del juicio por presunto abuso sexual que se le sigue en España. tras la denuncia de una mujer de 23 que lo acusa de obligarla a tener sexo con él en el baño de un reconocido bar de Barcelona. El escándalo ya le costó su contrato en Pumas de México y su matrimonio con Joana Sanz.
El brasileño lleva tres meses detenido en Brians 2, la cárcel de Cataluña, y ha ido saliendo de su encierro voluntario en una pequeña celda para jugar fútbol con otros reclusos, según las informaciones de la prensa local.
Precisamente, los demás residentes en la famosa cárcel estarían intentando sacar el máximo beneficio de la inesperada presencia de una ex estrella del FC Barcelona y habrían montado un lucrativo negocio.
Según el sitio ElCaso.com, un recluso se hizo amigo del jugador y armó un negocio de firma de camisetas del equipo catalán por parte del defensor: parientes de muchos detenidos le hacen llegar las prendas por correo o en las visitas y las llevan al módulo 13 para las firmas. Habría una importante comisión en efectivo pero también se intercambiarían por cigarrillos o productos de valor dentro del centro penitenciario.
Dice la fuente que el supuesto tráfico de camisetas se cuadriplicó desde que fue encarcelado Dani Alves.